La gran cantidad de cosas que ver y que hacer en Toledo sorprende a todo aquel que visita esta hermosa ciudad. Encaramada en una colina sobre el río Tajo, ha sido declarada con toda justicia Patrimonio de la Humanidad.
Toledo es calificada como la ciudad de las tres culturas, porque entre sus calles y murallas tanto musulmanes como judíos y cristianos convivieron y aportaron su esencia única.
Sumando la herencia de estos pobladores al origen romano de la antigua Toletum nos encontramos hoy en día una ciudad con un enorme atractivo, que rezuma historia por los cuatro costados.
Los 30 mejores planes que hacer en Toledo
1. Aprovechar un free tour para una primera toma de contacto con Toledo
Nada mejor que hacer en Toledo, apenas puesto el pie en la ciudad de las tres culturas, que aprovechar un free tour que nos permite conocer de un primer vistazo algunos de sus atractivos.
El impresionante casco antiguo toledano se puede recorrer a pie en un agradable paseo. Es una forma ideal de tener una primera toma de contacto de lugares como la plaza de Zocodover o monumentos tan grandiosos como el Alcázar y la imponente Catedral.
>>> Reserva tu free tour por Toledo aquí <<<
2. Extasiarse con las maravillas arquitectónicas de la plaza del Ayuntamiento
Ubicada en pleno centro de Toledo se encuentra esta plaza que atesora construcciones tan emblemáticas como la Catedral, el Palacio Episcopal o el propio Ayuntamiento, del cual toma su nombre.
El edificio consistorial se inició en el año 1575, bajo un proyecto obra del famoso Juan de Herrera, participando en su construcción incluso Jorge Manuel Theotocópuli, hijo del célebre pintor el Greco. Aunque su fachada presenta un aire severo, propio de Herrera, está adornado con dos torres que ostentan un par de vistosos chapiteles barrocos.
3. Disfrutar de un helado en la plaza de Zocodover
El helado es un complemento de algo que indudablemente hay que hacer en Toledo, como es visitar la plaza de Zocodover. Este lugar, que fue antiguamente mercado de ganado árabe, es el centro neurálgico de Toledo.
La hermosa plaza porticada de forma rectangular que hoy conocemos es la reforma realizada en 1854 de otra estructura anterior destruida en un incendio durante 1589. Esta es la auténtica plaza mayor de la ciudad, donde confluyen numerosas calles y a la que siempre regresa el viajero.
Agradable y bulliciosa, siempre ha sido el centro de muy diversos actos sociales, algunos de triste memoria, como los autos de fe y la ejecución pública de los reos.
4. Ascender la colina más alta de la ciudad para conocer el Alcázar
A casi 600 metros de altura se alza esta mole rectangular imponente, el edificio que más destaca desde casi cualquier punto de Toledo. Construido a mediados del siglo XVI, por orden de Carlos V para establecer allí una residencia oficial digna de su importancia, conocerlo es una de las cosas imprescindibles que hacer en Toledo.
El Alcázar tiene una larga y accidentada historia, sufriendo algunos incendios, a pesar de los cuales se ha mantenido en pie desde sus orígenes. En su interior cuenta con un buen número de salones diversos con interesantes colecciones de armas, uniformes o maquetas. Actualmente alberga el Museo del Ejército y la Biblioteca de Castilla la Mancha.
5. Deleitarse con la hermosura artística del Entierro del Conde Orgaz
Si hay algo que hacer en Toledo considerado universalmente imprescindible, eso es ver esta obra de arte de El Greco. Este impresionante cuadro está ubicado en el interior del pórtico de entrada de la iglesia de Santo Tomé y recibe miles de visitas por parte de viajeros de todo el mundo.
La semioscuridad del entorno que rodea a esta impresionante escena de casi 5 metros de altura, situada frente al sepulcro del señor de Orgaz, lo hace todavía más impresionante. El Entierro del Conde Orgaz es la principal muestra de la obra que el genial pintor griego dejó en la ciudad de Toledo.
¿Has reservado ya tu alojamiento en Toledo? Si no es así dedica unos minutos a leer este post: Dónde alojarse en Toledo
6. Degustar unas ricas tapas de carcamusas
Es bastante habitual que al pararse en un bar a descansar y tomar algo, el visitante se encuentre con una tapa de lo que se ha convertido en un plato típico toledano: las carcamusas.
Ese curioso nombre define a una especie de guiso de carne con verduras y una salsa algo picante. Servida en cazuela de barro, con unas rebanadas de pan, es un plato tradicional y sabroso de Toledo.
7. Compartir la historia sefardí en el museo de la Sinagoga del Tránsito
La Sinagoga del Tránsito se remonta en sus orígenes al año 1366, siendo una de las mejor conservadas de toda España. Ubicada en el barrio judío, junto a un mirador sobre el Tajo, también se conoce como Sinagoga de Samuel Ha Leví.
En su exterior da la impresión de un austero edificio construido en ladrillo visto, pero su interior es mucho más vistoso, con excelentes artesonados de madera en los techos y delicadas yeserías de formas vegetales y estilo mudéjar.
El edificio aloja la colección del Museo Sefardí, donde se pueden ver interesantes restos arqueológicos y objetos que formaron parte de la vida diaria de los judíos sefardíes en Toledo.
8. Alucinar con impresionantes vistas desde el Mirador del Valle
La mejor forma de contemplar la riqueza natural y monumental que hay que ver en Toledo es salir de la ciudad y acercarse al mirador del Valle. Desde allí se obtiene la mejor panorámica, marcada por el discurrir del río Tajo a los pies de la ciudad.
Desde aquí se pueden observar monumentos tan emblemáticos como el Alcázar, la Catedral primada o el monasterio de San Juan de los Reyes.
Si se disfruta de las vistas al anochecer, entonces la experiencia es mágica e inigualable, al percibir como se va iluminando toda la ciudad según va cayendo la noche, cubriendo de luz los monumentos más emblemáticos.
9. Comer unas deliciosas perdices estofadas típicas
A la hora de comer en la ciudad de las tres culturas no faltan opciones típicas y sabrosas. Uno de los platos más reconocidos de Toledo son las perdices estofadas, plato estrella de su gastronomía que muestra la importancia que tiene la caza en la cocina toledana.
También es emblemático en Toledo el cochifrito manchego, elaborado con carne de cordero o cabrito, sin olvidarnos de otro de los platos típicos de la tierra, como es el arroz a la toledana, que reúne una buena variedad de ingredientes.
10. Asombrarse con la grandiosidad imponente de la Catedral
La Catedral de Toledo es la segunda más grande de toda España, solo superada por la de Sevilla en este aspecto. La importancia del templo se puede comprobar por el título que ostenta de Catedral Primada.
Si bien se encuadra dentro del estilo gótico, no dejan de sorprendernos los múltiples detalles barrocos o neoclásicos. Si hay algo imprescindible que hacer en Toledo, eso es entrar en este grandioso templo, porque sus naves interiores son deslumbrantes, con espectaculares elementos arquitectónicos y vidrieras, así como un maravilloso retablo de esos que dejan con la boca abierta.
Si quieres conocer más sobre la Catedral puedes inscribirte a esta visita guiada por la Catedral de Toledo
11. Visitar una de las mezquitas más antiguas de España
Así está catalogada la mezquita del Cristo de la Luz, un antiguo templo musulmán que se convirtió en iglesia cristiana después de la reconquista. Sin duda, es otra de las joyas arquitectónicas que hay que ver en Toledo, pues se remonta al año 999, según consta en una inscripción colocada en la entrada.
Llamada originariamente mezquita de Bab al Mardum, tiene la típica estructura islámica, con interior de planta cuadrada y nueve bóvedas separadas por columnas. Como testimonio de la mezcla de estilos y culturas del edificio, se conserva en su interior un ábside cristiano mudéjar, construido hacia 1190.
Los espacios más destacables de la mezquita son el muro de la Quibla, orientado a la Meca, el Mihrab y sus jardines.
12. Observar una joya del barroco como la iglesia de los jesuitas
Una de las edificaciones religiosas que hay que ver en Toledo es la iglesia de San Ildefonso, también conocida como iglesia de los jesuitas. Se empezó a construir durante la mitad del siglo XVII, tardando nada menos que un siglo en terminarse.
Su fachada barroca es simplemente espectacular y conserva en el interior varios retablos barrocos de refinada belleza. La iglesia cuenta con dos torres gemelas de estructura cuadrada y más de 50 metros de altura, desde las que se divisan unas excelentes panorámicas de Toledo.
13. Cruzar el Tajo por un puente tan histórico como el de Alcántara
El Puente de Alcántara rezuma historia porque sus orígenes se remontan a la antigua Toletum romana. Sin duda, una de las cosas que hacer en Toledo es cruzar este magnífico puente de dos arcos, como hacían los peregrinos medievales.
En su extremo más cercano a la ciudad, el puente tiene una torre con puerta doble, después de una reforma llevada a cabo por encargo de los Reyes Católicos, mientras que el lado opuesto está adornado con un arco barroco.
14. Comprar una espada toledana fabricada con el mejor acero
Todos aquellos que no pueden sucumbir a la tentación dirán, sin duda, que una de las cosas que hay que hacer en Toledo es comprar una auténtica espada toledana. Son muchas las tiendas que ofrecen la posibilidad de adquirir como recuerdo estos productos de una industria que llegó a ser la mejor de Europa, por la calidad de sus aceros.
Además de espadas se pueden conseguir multitud de objetos de factura medieval y los que quieran una experiencia más completa pueden incluso llevarse una armadura entera.
15. Subir más de 200 escalones para ver a “la gorda”
Si se quiere estar cerca de una de las campanas más grandes del mundo, lo que hay que hacer en Toledo es ascender todos esos escalones. La que los toledanos llaman “la gorda” pesa nada menos que 18 toneladas y tiene una accidentada historia.
Las leyendas dicen que cuando sonó por primera vez, en diciembre de 1755, se rompieron los cristales de Toledo y hasta las mujeres embarazadas rompieron aguas de la impresión. Lo que no es leyenda es que la campana no cumplió las expectativas y apareció una grieta que, con el paso de los años se ha ido haciendo mayor.
16. Penetrar en la ciudad a través de la impresionante Puerta de Bisagra
De las puertas que atravesaban la muralla de la ciudad antiguamente, la de Bisagra está considerada como la más importante por sus dimensiones y su ubicación. De origen musulmán, fue remodelada en un estilo renacentista durante el siglo XVI por Alonso de Covarrubias.
No se trata de una entrada cualquiera, ya que es una gran puerta flanqueada por un par de robustos torreones redondos tras la que se accede a un patio amurallado que conduce a otra puerta interior. Un compacto conjunto defensivo que sin duda es uno de los monumentos que hay que ver en Toledo.
17. Contemplar la majestuosidad del Monasterio de San Juan de los Reyes
Este imponente edificio que en principio estaba destinado a ser el sepulcro de los Reyes Católicos acabó por convertirse en un monasterio de monjes franciscanos y el mejor ejemplo de gótico isabelino que podemos disfrutar.
El templo tiene una nave única, pero las capillas que se abren a los laterales ofrecen rincones de gran belleza, como el púlpito mudéjar isabelino o las columnas reales. Pero, lo más destacado de la construcción es su impresionante claustro de dos pisos, flanqueado por 20 ventanales de gran riqueza artística.
Si quieres ahorrar en entradas a las visitas de Toledo vale la pena hacerse con la Toledo Card.
18. Practicar deporte en la senda ecológica de Toledo
La llamada senda ecológica es un recorrido de unos 5 kilómetros que rodea la ciudad, bordeando el Tajo. Además de practicar deporte, recorrer esta senda permite disfrutar de impresionantes vistas naturales desde diferentes ángulos y puntos de vista, contemplando de otra forma la riqueza arquitectónica de la ciudad imperial.
La ruta no tiene apenas dificultad y está debidamente señalizada, permitiendo el recorrido para todo tipo de senderistas.
19. Endulzarse con los mejores mazapanes de España
Los mazapanes de Toledo tienen una bien merecida fama. Aunque se trate de una receta relativamente sencilla, a base de almendras y azúcar, su fama se extiende a lo largo de una historia centenaria, sin que se hayan introducido apenas cambios en su composición.
Muchas son las tiendas de Toledo en las que se puede encontrar esta delicia, pero quizás el sitio más tradicional para adquirirlo sea el convento de San Clemente, ya que leyenda dice que aquí fue donde, precisamente, se originó el mazapán, a manos de las religiosas que hoy en día aún continúan con la tradición.
20. Descansar en el tranquilo Parque de las Tres Culturas
El Parque de las Tres Culturas es la mayor zona verde de la ciudad imperial, con 10 hectáreas de tamaño. Es un lugar tranquilo que ofrece calma y relax en sus abundantes zonas ajardinadas.
Además de todo eso, ofrece paseos, zonas de juegos infantiles y hasta un lago y un anfiteatro que durante el estío se utiliza para instalar el cine de verano. El parque está dotado de una buena colección de especies vegetales, con árboles como las moreras, pinos, álamos, acacias, granados, chopos y olmos.
21. Entrar en la Sinagoga de Santa María Blanca y disfrutar de su paz
La sinagoga de Santa María la Blanca es una de las construcciones más curiosas que ver en Toledo, ya que presenta un notable parecido con una mezquita. La causa es que fue construida a finales del siglo XII por maestros y artesanos musulmanes. En el siglo XV se convirtió en una construcción al servicio del culto cristiano.
En el interior se pueden apreciar cinco naves, que están separadas por arcos apoyados en columnas octogonales fabricadas en ladrillo. El color predominante es el blanco, proporcionando una atmósfera de paz y recogimiento y una sensación de gran amplitud.
22. Pasear por las calles estrechas del barrio judío
En Toledo podemos encontrar una de las juderías más importantes de toda España. Sus calles angostas y sinuosas son ideales para pasear sin prisas, disfrutando de sus rincones, recorriendo laberintos cerrados con puertas y paredes que acogen frondosos patios en su interior. Hoy en día no existen trazas de la muralla que cerraba el barrio por las noches.
23. Conocer la vida y obra de El Greco en su casa museo
La figura de Doménikos Theotokópoulos, más conocido como El Greco, está muy ligada a la ciudad a la que llegó para ofrecer sus servicios y acabó convirtiéndose en su hogar definitivo. En su honor y frente a la que fue su casa original (arrasada por un incendio) se instaló lo que hoy es la Casa Museo del pintor.
Se trata de una recreación que refleja la estructura y disposición de una casa típica toledana, como podía ser la de El Greco. Allí se encuentran en exposición algunas de sus grandes obras y se muestra la forma en que vivía el artista.
24. Descubrir un “grafiti” de Bécquer en un edificio histórico
Que el grafiti no es un fenómeno de nuestro tiempo ya lo sabíamos. La costumbre de dejar el nombre propio en los lugares visitados es muy antigua. En Toledo, una de las grandes figuras de la literatura española, Gustavo Adolfo Bécquer, tampoco pudo resistirse a la tentación y nos ha dejado su propia firma, datada hacia 1857, en la zona alta de la portada del convento de San Clemente.
La escritura está realizada con algún tipo de carboncillo y resulta absolutamente auténtica, ya que ha sido comprobada con diferentes métodos grafológicos.
25. Asistir a alguna representación en el Teatro de Rojas
El antiguo “corral de comedias” del siglo XVII ocupaba este lugar en el que, en 1878, se instaló el actual teatro de Rojas. Si bien muestra una fachada bastante austera, en estilo italiano, el interior es de una imponente belleza recargada y algo barroca.
Durante muchos años fue lugar de encuentro de la emergente burguesía toledana, ya que se dedica no solo a la interpretación de óperas o zarzuelas, sino a otro tipo de espectáculos de tipo social, como juegos florales, homenajes, bailes o actos cívicos de todo tipo.
En la actualidad está dotado de equipos audiovisuales de vanguardia y sirve para la representación regular de obras escénicas, así como danza o conciertos musicales.
26. Vagabundear entre los puestos del mercado del martes
La vieja tradición de los zocos árabes ha pervivido en Toledo con la celebración del tradicional mercadillo de los “martes”. En la época musulmana se trataba de un mercado rural y la decisión de que se celebre en ese día concreto, martes, ya fue establecida en el siglo XV, por parte del rey Enrique IV.
Hasta hace algunos años el mercadillo tenía lugar en la plaza de Zocodover, pero actualmente cuenta con una ubicación nueva, en el parque de la Vega. Resulta muy curioso pasear entre los puestos en los que se vende de todo lo imaginable, desde antiguos discos de vinilo hasta frutas, hortalizas y ropa.
27. Aprender de la larga historia toledana en el Museo de Santa Cruz
El edificio que alberga el Museo de Santa Cruz nació como un hospital destinado a socorrer y albergar a las clases más desfavorecidas de la sociedad toledana.
Esta obra monumental del reconocido arquitecto Alonso de Covarrubias es una de las obras más destacadas del renacimiento español y presenta una espectacular portada de estilo plateresco.
El museo de Santa Cruz acoge lo que fueron las colecciones del antiguo museo parroquial de San Vicente y del museo arqueológico provincial. Recoge una gran exposición de piezas históricas que van desde la prehistoria hasta algunas muestras de las vanguardias del siglo XX.
28. Curiosear los hermosos patios de Toledo
Toledo está lleno de casas dotadas de patio interior. Son auténticos vergeles que quedan encerrados entre los muros de estas casas construidas en calles estrechas en las que resulta difícil conseguir que entre la luz por otros medios.
Los hay de todos los estilos, gótico, mudéjares, barrocos, renacentistas, pero todos son un verdadero oasis oculto. La oportunidad de conocerlos supone viajar a Toledo cuando se celebran los tradicionales Concursos de Patios, y muchos de ellos se abren a la curiosidad de los viajeros.
29. Atravesar (sin atascarse) ciertas calles estrechísimas de la ciudad
La ciudad de Toledo está encaramada en un promontorio que se alza encajonado por el curso del río Tajo. En realidad, el espacio para el crecimiento de la ciudad no ha sido nunca demasiado grande.
Por eso, caracterizan a Toledo las callejas laberínticas y los recovecos y muchas veces estas callejuelas son bastante estrechas para lo que estamos acostumbrados en la actualidad.
El callejón catalogado como más estrecho de la ciudad es el de la Soledad, con una medida mínima de apenas 86 centímetros. Pero, no es el único, ya que perviven unos cuantos más que, aunque algo más anchos que el de la Soledad, no llegan al metro.
30. Sumergirse en el ambiente antiquísimo de las termas romanas
Si se quiere participar de la antigua historia romana de la ciudad imperial hay que ver en Toledo las termas, descubiertas no hace demasiados años. Están datadas en el primer siglo de la era cristiana y sus restos nos hacen comprender la importancia que tuvo la antigua Toletum en aquella época.
En base a estas ruinas monumentales se puede conocer la estructura de lo que debió ser un importante complejo arquitectónico con funcionalidad termal o balnear. Se aprecian estancias con calefacción en el subsuelo (hipocausto) que la convertían en una especie de sauna o sala cálida (caldarium).