En este artículo te propongo una relación bastante completa de cosas que hacer en Fuerteventura. Una guía para que tu visita sea lo más completa posible y no te dejes nada de lo más significativo de lo mucho que puede ofrecerta esta isla canaria.
Fuerteventura es una isla del oriente canario tan plana como extensa. La segunda en tamaño del Archipiélago canario después de Tenerife.
La relativa poca altura del terreno engaña y hace creer al visitante que todo lo que puede ver desde lejos es lo que hay. Pero, en una isla en la que domina el horizonte desértico y seco, esta apreciación es un claro espejismo. En Fuerteventura, hay mucho que ver. Más de lo que parece.
Fuerteventura es, con y por sus originalidades, Reserva de la Biosfera de la Unesco desde el año 2009. Para unos, un trozo de África en Canarias, para otros una cuna del viento o una meca para el turismo de playas y de deportes en el mar (gracias al mismo viento).
A los viajeros más sensibles, no les costará mucho darse cuenta de que en Fuerteventura, si uno quiere, puede detener el tiempo. El ritmo tranquilo y despreocupado de sus naturales (los majoreros) da el tono para marcar un laxo compás, y el paisaje es la escenografía perfecta.
30 planes imprescindibles qué hacer en Fuerteventura
Aquí va un listado muy completo de cosas que ver y que hacer en Fuerteventura. Empezamos visitando los puntos más destacados del norte de la isla:
Qué ver en Fuerteventura en la zona de Corralejo.
1. Pasar el día en el Acua Water Park.
El pueblo de Corralejo, al noreste de la isla, no destaca por sus monumentos o construcciones singulares. Corralejo es una población en la que conviven turistas y el personal que atiende hoteles y apartamentos.
Sin embargo, las playas, el entorno natural del lugar y su oferta de ocio merecen la atención del visitante.
Dicho esto, una instalación dedicada al ocio, destaca por encima de todas. Es un parque temático con piscinas. Acua Water Park es un parque acuático muy popular entre las familias que viajan a Fuerteventura.
Está situado en Corralejo y ocupa una superficie de 25.000 metros cuadrados. El parque ofrece espectáculos diarios, una gran piscina, 14 atracciones, entre ellas, una piscina de olas, un tobogán lento, otro rápido y un jacuzzi gigante.
2. Dar un salto a la isla de Lobos
Lobos es una visita muy recomendable en el norte de Fuerteventura. Está situada frente a la localidad de Corralejo y al norte del campo de dunas. El islote es una reserva natural y se puede llegar a ella con las embarcaciones que salen desde el mismo muelle de Corralejo.
Puede usar water taxis y visitar la isla a tu aire o contratar un tour a la isla de Lobos.
Al ser una zona protegida, el tiempo de estancia está limitado a cuatro horas, para un máximo de 400 personas, hay que pedir un permiso oficial con una antelación no superior a cinco días y cada permiso es para un máximo de cuatro solicitantes.
Por el corto espacio de tiempo de la visita, se recomienda llevar una bicicleta para aprovechar el tiempo. El islote de Lobos es un espacio creado por la misma actividad volcánica que dio origen al norte de la isla de Fuerteventura.
En Lobos, hay que ver la Montaña de La Caldera, la Playa de la Concha, el histórico faro de Punta Martiño y la misma cala que forma el pequeño puerto de una isla que tiene una superficie de 2,7 kilómetros cuadrados.
El nombre de Lobos le viene por la existencia hasta el siglo XV de una colonia de focas monje o lobos marinos.
Si todavía no tienes reservado tu alojamiento lee este artículo: Dónde alojarse en Fuerteventura
3. Recorrer las Dunas de Corralejo y su parque natural
En el extremo noreste de la isla de Fuerteventura, se puede recorrer y visitar un extenso campo de dunas de arenas blancas. Se trata del Parque Natural de las Dunas de Corralejo que ocupa una superficie de unas 2600 hectáreas.
El campo de arenas es el resultado de la disgregación en trillones de granos a partir de los restos de animales de concha que formaban un depósito submarino hace miles de años. El depósito emergió y quedó expuesto a los agentes atmosféricos cuando cambió la altura del nivel del mar tiempo después.
El sol, los cambios de temperatura y el viento obraron el milagro de crear un pequeño desierto de arena pálida. Una carretera permite recorrer de norte a sur y de sur a norte todo el paraje.
El campo de dunas cubre también viejos terrenos volcánicos anteriores al depósito de conchas y a la arena. Terrenos volcánicos por los que corrieron las lavas de conos eruptivos que hoy destacan en el entorno por sus colores oscuros y por sus alturas.
El volcán más representativo está al sur y es el de Montaña Roja. Las vistas desde lo alto de este cono son impresionantes.
Para los más pacientes, una actividad más en la zona, descubrir a la hubara en su medio entorno. La hubara es una ave protegida que tiene en el parque de las Dunas de Corralejo su medio natural.
4. Disfruta de las playas del Parque Natural de las Dunas
Para cerrar un día al aire libre, nada mejor que dejarse caer por cualquiera de las playas del frente marítimo de las dunas, el parque tiene más de 9 kilómetros de playas.
Las más recomendables son las de El Viejo, la Baja del Negro, la del Dormidero, la del Moro, Playa Alzada y la del Rosadero.
Se trata de playas tranquilas, muchas de ellas simples calas solitarias, que no tienen servicios de ningún tipo. Las más tranquilas están al norte, las que reciben más público y son más populares son las de la zona sur.
En algunas calas se puede practicar el nudismo, y las aguas son color turquesa en todas. Y un dato más, está prohibido aparcar en la carretera, hay zonas especialmente habilitadas para estacionar al otro lado de la FV-1.
No hay que olvidar que las Dunas de Corralejo son parte de un espacio natural protegido. Las puestas de sol en cualquiera de ellas son memorables.
¿Qué hacer en Fuerteventura en El Cotillo?
5. La Playa El Aljibe de la Cueva y piscinas naturales de los Lagos
Desde Corralejo, hay que volverse para el otro lado en el norte para dejarse caer por El Cotillo. La localidad de Corralejo y sus dunas están en el noreste insular, al otro lado, en el noroeste, queda El Cotillo.
Una urbanización turística con playas y calas más pequeña y más amigable con el entorno natural. Las playas del Cotillo suelen ser más tranquilas por la existencia de bajas frente a la costa que impiden el desarrollo de las olas en altura y fuerza.
Este efecto no impide que se forme resaca cuando el viento sopla de verdad sobre el oeste insular, dejando la protección natural de las bajas para otro momento.
Bajo condiciones de viento, marea y oleaje adecuadas, en la zona de El Cotillo, la playa preferente de los surferos y de los kitesurferos es la de El Aljibe de la Cueva .
Esta playa está a unos dos kilómetros al sur de El Cotillo, está abierta al océano y tiene algo más de un kilómetro de longitud en cualquier marea.
Se llega a ella a través de pistas de tierra. En cualquier caso, las habituales aguas tranquilas y la claridad de los fondos invitan a practicar el buceo con snorkel.
Para comer algo sencillo y rápido, lo mejor son los chiringuitos de la playa. Para comer como tiene que ser en Fuerteventura, restaurantes como el de Mariquita Hierro, que ofrecen pescado fresco. Mejor si es asado, con mojo verde canario y papas arrugadas, una especialidad isleña.
El Cotillo es perfecta para pasar un día de playa en familia y con niños. Para estos últimos, lo más recomendable no es la playa de arena, sino las piscinas naturales de Los Lagos más seguras y con agua de mar.
6. Sigue visitando las calas de Los Charcos
Para los más aventureros y para los que aman los lugares solitarios, la recomendación es pasar El Cotillo e ir más al norte para buscar una cala apropiada en cualquier punto de los 4 kilómetros de costa que forman Los Charcos.
Se trata de calas formadas por las digitaciones, por los cursos de coladas, de erupciones volcánicas como las de Bayuyo.
Sabiendo que el sol se pone por el oeste y que las playas de El Cotillo miran hacia esa dirección, no hay motivo para no esperar a una puesta de sol servida de forma natural frente a la terraza de un restaurante de la avenida principal.
7. Acércate al Castillo del Tostón
En la zona de El Cotillo, no hay que dejar de ver el Castillo del Tostón. Una torre de planta circular construida en el siglo XVIII para defender el fondeadero de El Cotillo, entrada y salida por mar al norte de La Oliva.
El castillo estaba armado con tres cañones de bronce, suficientes para disuadir las malas intenciones de los piratas bereberes, franceses y británicos que en los tiempos de su construcción amenazaban el comercio marítimo local y canario. La construcción es bien de interés cultural desde el año 1949.
Recorriendo el centro y el sur de Fuerteventura
8. Hacer una parada en la Casa de los Coroneles.
Viniendo del norte y camino del centro, merece la pena parar en La Oliva, para ver su iglesia y disfrutar del ambiente apacible del lugar, pero sobre todo para conocer la Casa de los Coroneles.
La casona, que fue residencia de los grandes terratenientes de la isla, está a las afueras de la población. La construcción original que data del siglo XVII, pero que fue ampliada hasta formar el conjunto que se puede ver hoy en el siglo XVIII; albergó a los coroneles de Fuerteventura.
La isla de Fuerteventura, como El Hierro, Lanzarote y La Gomera, fueron islas de señorío, administradas por nobles tras la conquista de Canarias en el siglo XV, a diferencia de las islas mayores que lo eran directamente por la Corona española (Islas de Realengo).
La Casa de los Coroneles hoy es de titularidad municipal y tiene un uso exclusivamente cultural. La construcción es un ejemplo de la arquitectura tradicional canaria y de Fuerteventura.
Lo mejor, para disfrutar de sus interiores, es acudir a uno de los eventos del calendario cultural de la Casa de los Coroneles como en un dos por uno. Cultura más arquitectura histórica canaria.
¿Qué hacer en Fuerteventura en la zona de Tindaya?
9. Ver la Montaña de Tindaya
Camino también del centro de la isla, hay que hacer un alto en un monumento natural, en un hito arqueológico, natural y cultural, en la montaña sagrada de Tindaya. La Montaña de Tindaya, cuya antigüedad se ha fechado en alrededor de 18 millones de años, está situada junto a la carretera La Oliva-Puerto del Rosario.
Es fácil de reconocer por su forma piramidal y por su perfil muy destacado en los extensos Llanos de Esqunizo que la rodean.
Para los majos, los antiguos pobladores aborígenes de Fuerteventura, la Montaña de Tindaya era un espacio mágico como lo prueba la colección de podomorfos que tachonan sus alturas.
10. Presta atención a los podomorfos
En la Montaña de Tindaya podrás apreciar de casi un centenar de inscripciones en piedra formadas por trazos esquemáticos de pies. La montaña tiene una flora y una fauna asociadas que justifican también su protección natural.
Los podomorfos son representaciones mágicas que se corresponden con otras que se conocen en el mundo bereber norteafricano, del que es heredero el primer poblamiento de Fuerteventura y de las Islas Canarias.
Los podomorfos tienen dibujados seis dedos, una representación de polidactilia, que debió de ser un atributo físico recurrente entre los recién nacidos que debía ser explicado por los aborígenes bajo un sentido sobrenatural.
Por otro lado, los pies tallados están orientados al este, al punto donde emerge sobre el horizonte en días claros una montaña oscura o blanca: el Pico Teide de Tenerife, en verano o blanco por la nieve en invierno que los majos también interpretaron como un mensaje sobrenatural.
11. Ir de caminata del Puertito de los Molinos a la Playa de Jarugo
Se trata de un recorrido de senderismo sencillo, por la costa y de ida y vuelta apto para toda la familia. El itinerario tiene unos cinco kilómetros de longitud sólo ida. Para llegar al Puertito de los Molinos, hay que tomar el desvío de carretera señalado en Tindaya que acerca a la costa.
El plan es dejar el coche aparcado en el Puertito y tomar la senda en dirección norte. El camino apenas tiene desniveles. Se pasa por acantilados sobre el mar en los que hay que tener cuidado en no molestar a las gaviotas que descansan o anidan en los huecos.
En el recorrido se pueden distinguir algunas calas y playas diminutas en las que terminan las aguas ocasionales de los inviernos majoreros que circulan por los barrancos de los Llanos de Esquinzo. Playas como las de La Soga, la de Yepa o la de Bajas Amarillas.
En la Playa de Jarugo, a la derecha en el sentido de la marcha, se pueden ver los restos de las coladas, con su terreno irregular y acrecionado, pertenecientes a la erupción del volcán de Montaña Quemada que se puede distinguir más lejos.
Una extensión de esta ruta permite ampliar el itinerario unos kilómetros más al norte, alrededor de kilómetro y medio más, para llegar a la Playa de Tebeto.
12. Ver el Ecomuseo de La Alcogida
El ecomuseo es un pequeño poblado formado por una agrupación de casas tradicionales abandonadas que se rehabilitaron en la década de 1990 para crear un espacio en el que se pudiera recrear el estilo de vida tradicional de Fuerteventura.
El ecomuseo está situado en Tefía y sus casas muestran trabajos de orfebrería, de cestería o de cantería que formaban parte del estilo de vida de los majoreros hasta la mitad del siglo XX.
En los exteriores del museo, hay una muestra de los animales que acompañaban al majorero en el medio rural: cabras, burros y camellos, que suelen hacer las delicias de los más pequeños. La visita a la Alcogida es muy recomendable para familias.
Pasamos a la zona cercana a Puerto del Rosario
13. Puerto del Rosario, la capital de Fuerteventura
Puerto del Rosario, antiguo Puerto Cabras, es la capital administrativa y comercial de Fuerteventura. Su puerto es la vía de entrada de las mercaderías que se consumen en la isla y punto de unión con la vecina Lanzarote, con Gran Canaria y con el resto de las Islas Canarias.
En El Puerto, como denominan los majoreros a su capital, llaman la atención las esculturas. Representaciones artísticas que tienen la categoría de colección de arte en la calle que el municipio ha ido atesorando durante décadas y que decoran avenidas, rotondas, parques y rincones insospechados.
Las esculturas, que tienen su contraparte en los murales populares que se reparten también entre las calles, suman más de un centenar de obras.
En El Puerto, hay que pararse a ver la iglesia de Nuestra Señora del Rosario y la Casa Museo de Miguel de Unamuno. El escritor español de la Generación del 98 estuvo exiliado en Fuerteventura por motivos políticos en la década de 1920.
Otros hitos a descubrir son los hornos de cal, construcciones en las que se producía cal viva para usos en la construcción que han sido rehabilitados en los lugares en los que se levantaron.
Para un día de playa en la zona, se recomienda la mejor de Puerto del Rosario, Playa Blanca. Una playa popular y muy familiar para los vecinos.
14. Playa Caleta de Fustes.
En Caleta de Fuste, que está a medio camino entre Corralejo al norte y Jandía al sur, y a cinco minutos del Aeropuerto de El Matorral; hay una playa recomendable que también hay que ver en Fuerteventura.
La playa tiene 700 metros de longitud y 40 metros de anchura en marea baja, aunque para acondicionar el lugar, la zona de la arena fue recrecida con aportaciones externas.
En la playa, se puede practicar igualmente el surf y el kitesurf, y hay opciones para salir de compras y oferta de vida nocturna.
15. Ver el Castillo de Caleta de Fuste
En la costa del municipio de Antigua, en el este insular, se puede ver otra fortaleza bien conservada. Es la Torre de San Buenaventura, o de Caleta de Fuste.
Como la del Tostón en El Cotillo, fue levantada en 1714 para defenderse de los piratas justo delante de uno de los mejores fondeaderos históricos de la costa este de Fuerteventura.
También tiene planta circular y lo que más llama la atención es quizás el hecho de cómo ha quedado la construcción embutida entre complejos turísticos (El Castillo, Fuerteventura Golf Club y Costa Antigua, entre otros) cuando originalmente era una edificación aislada en un lugar destacado de la línea de costa.
16. Ver las Salinas del Carmen.
Los majoreros aprovecharon los escasos recursos naturales que proporcionaba su isla al máximo. Rodeados de mar, aprovechar la sal marina era obvio. Un aprovechamiento que, en cualquier caso, heredaron de sus ancestros majos.
En la costa este insular, al sur de Puerto del Rosario y a tres kilómetros también al sur de Caleta de Fuste, se han rehabilitado unas viejas salinas en la zona de Las Hondurillas.
Las salinas, que datan de principios del siglo XIX, tienen un museo asociado que permite conocer cómo se trabajaba en esta industria artesanal y descubrir los aperos y las técnicas empleadas para la extracción.
Las salinas aún producen sal marina, están activas, y el producto se comercializa en la isla.
17. Hazte una foto con el famoso esqueleto de la ballena
Lo más sorprendente del museo está en el exterior, la retícula de tajos en los que se evapora el agua al sol y un esqueleto de ballena alzado sobre postes metálicos que se ha convertido en un icono de la exposición permanente.
Fotografiarse con él es casi una obligación que hay que hacer en Fuerteventura para llevarte un recuerdo de tu paso por la isla.
Otras cosas que hacer en Fuerteventura, en la zona centro insular.
18. Vistas desde el mirador del Morro Velosa.
Viniendo del norte, hay que tomar camino para ver Betancuria, la capital histórica de la isla de Fuerteventura, pero antes de llegar a la villa, hay que parar en el Mirador del Morro Velosa.
Un punto elevado a 675 metros sobre el nivel del mar que permite disfrutar de vistas de las costas del este y del oeste, de la mitad sur insular y también de Betancuria que está a sus pies.
En días claros, las vistas son memorables. Por la noche, el mirador representa una oportunidad fascinante para ver cielos estrellados como pocos.
19. Una parada en Bentacuria
La Villa de Betancuria fue fundada en 1404 por el aventurero normando Jean de Bethencourt que le dio su nombre. Los normandos fueron los primeros conquistadores de la isla.
Betancuria, con menos de 1.000 habitantes, es el municipio menos poblado de Canarias, pero el área en la que se encuentra la que fuera capital de la isla hasta el año 1834, es también la más verde de Fuertevenrtura.
En Betancuria, hay que ver la iglesia de Santa María, cuya fundación originaria es también del siglo XV. La visita incluye el acceso a un pequeño museo de arte sacro.
Para conocer el pasado aborigen de la isla de Fuerteventura, nada mejor que dejarse caer igualmente por el cercano Museo Arqueológico y Etnográfico de Betancuria.
Para los amantes de las ruinas antiguas, una propuesta, acercarse al desmantelado convento de San Buenaventura.
Paradas obligadas en la zona deberían ser las del Museo del Queso y otra en el Santuario de Nuestra Señora de la Peña, más adelante, en Vega de Río Palmas.
20. Conoce cómo se elabora el queso majorero
El queso majorero tiene fama internacional. Está hecho a base de leche de cabra, de cabra majorera local. Tan importante es este queso para la isla y para los canarios, que tiene hasta su propio museo en Betancuria.
Un lugar en el que conocer cómo se hace, cual es su historia, las prácticas relacionadas con el pastoreo tradicional de las cabras y, lo mejor, degustarlo.
21. Haz una breve parada en el Santuario de la Virgen de la Peña de Francia
El Santuario de la Virgen de la Peña de Francia está situado a escasos seis kilómetros del casco de Betancuria en la carretera que baja a Pájara pueblo. El templo, que es ermita, data de 1716, y conserva una figurilla de la Virgen de alabastro.
La Virgen de la Peña es la patrona de Fuerteventura y todos los meses de septiembre los majoreros acuden en romería al templo caminando por los antiguos senderos de herradura.
22. Más cosas que ver en Fuerteventura… Acercarse a la iglesia parroquial de Pájara.
Más allá de Vega de Río Palmas, y siguiendo la carretera FV-30, se alcanza el casco urbano de Pájara. En su plaza principal, hay que tomarse un tiempo para admirar la iglesia de Nuestra Señora de Regla, fundada en el siglo XVII.
En especial, la extraña portada del templo, que pasa por ser una originalidad del arte en las Islas Canarias. Se trata de una portada de inspiración americana, de adscripción mejicano azteca; de la que se desconoce no sólo al autor, sino la naturaleza última del encargo.
En sus piedras talladas, se puede apreciar una iconografía azteca muy peculiar y una colección de productos del campo y de animales inexistentes en la antigüedad en Canarias.
23. Explorar la zona de las Cuevas de Ajuy
La Playa de Ajuy está ubicada al oeste de la isla de Fuerteventura. Para llegar a ella, hay que tomar la carretera que va a la costa hacia el noroeste, desde el pueblo de Pájara y en la dirección del Puerto de la Peña.
Además de ser una zona de baño muy frecuentada por los majoreros en verano y los fines de semana y puentes; el lugar es un entorno geológico de primer orden no sólo en Fuerteventura, sino en Canarias.
En los acantilados de la playa -algunos de 40 metros de altura-, que se petrificó hace unos 4 millones de años, se pueden ver no sólo los restos de la fauna cuaternaria que dominó las aguas tropicales de la isla en tiempos remotos, sino las rocas más antiguas de las Islas Canarias.
Rocas con casi 70 millones de años que forman el complejo basal de Fuerteventura. La primera estructura de rocas emergida del fondo del mar desarrolladas a partir de las actividades volcánicas submarinas que dieron lugar a la formación insular y sobre la que se asienta la isla al completo.
El lugar clave está situado al norte del núcleo del Puerto de la Peña y se puede llegar a él siguiendo un camino bien señalizado y con barandilla. También hay que ver las cuevas y los hornos de cal del lugar.
Los primeros sirvieron como almacenes para guardar mercancías en el fondeadero del Puerto de la Peña, pero también sirvieron para extraer piedra (sienita), entre otras cosas, para hacer adoquines de algunas calles antiguas de Canarias.
Los hornos de cal permitieron producir cal para su empleo en las construcciones de edificios antes de la llegada y comercialización del cemento en la isla.
24. Ir a la Playa de Garcey, la del trasatlántico hundido
Un desvío señalado también hacia la costa en el pueblo de Pájara, pero camino del suroeste, lleva a una playa prácticamente salvaje que ofrece un regalo, un extra, un elemento original.
La Playa de Garcey está en la costa suroeste de Fuerteventura, en una zona dominada por fuertes corrientes y oleaje. No es precisamente una playa recomendada para niños y para nadadores inexpertos.
El elemento que la caracteriza es un barco hundido frente a la costa, que se hundió en esta parte de la isla en el año 1994, y cuyos restos están a la vista. Se trata de un trasatlántico de 213 metros de eslora, el SS América.
Hacerse una foto frente al América, jugar con la cámara al estilo de los selfies, es una actividad que repiten incansablemente los bañistas.
25. Ver las estrellas al natural en el negro cielo de las noches de la isla
El municipio de Pájara está relativamente despoblado. En el entorno del espacio protegido de Montaña Cardón, al sur del casco de Pájara, las noches son muy oscuras y los cielos se dejan ver llenos de estrellas.
Por esa razón, se decidió instalar un punto de observación del cielo nocturno en Sicasumbre, a los pies de Montaña Cardón. Para llegar a él, hay que seguir la carretera que baja de Pájara, la FV-605 y parar en las señalizaciones que marcan el lugar.
Hay un aparcamiento no preparado en el lado derecho de la carretera en el sentido de bajada y otro pavimentado y con marcas para el estacionamiento en el lado contrario.
Desde este último aparcamiento, parte un sendero señalizado de unos 250 metros que lleva al mirador de Sicasumbre, pero también a otro situado más abajo, éste pensado para las observaciones del paisaje y de día.
Para ir al observatorio astronómico es indispensable subir con calzado adecuado y linterna. También es recomendable llevar algo de abrigo, y, si se sabe algo de astronomía, una cámara para tomar imágenes, por ejemplo, de la Vía Láctea y un telescopio.
26. Más que ver en Fuerteventura… el Jardín de Cactus
Se trata del jardín botánico más grande de Europa con sus 2,5 hectáreas de superficie. Está situado también en el municipio de Pájara, en la zona de La Lajita, entre Costa Calma y Tarajalejo.
El lugar forma parte del Oasis Wildlife, un parque zoológico. En el jardín botánico hay más de 1.500 especies vegetales, muchas de ellas suculentas y crasas, de ambientes desérticos y semidesérticos de todo el mundo.
Una nota al margen, para ver en Fuerteventura este jardín botánico es preciso pasar por la taquilla del parque zoológico. Puedes comprar la entrada aquí.
Recorriendo Jandía
27. Jugar con el viento en Costa Calma
Costa Calma es otra de las urbanizaciones turísticas destacadas y de referencia de la isla. Está en el camino hacia el sur, entre Gran Tarajal y Morro Jable. Es la zona más estrecha del Istmo de Jandía, cerca del lugar conocido como La Pared.
La Pared es un muro de piedra seca que recorría y aún recorre la parte más estrecha de la península de costa a costa. Ese muro sirvió de referencia para separar lo que un día fue la Dehesa de Jandía del resto de la isla.
Volviendo a Costa Calma. Sus playas son una referencia para la práctica del windsurf y del kitesurf por sus especiales condiciones de viento. Orientados, intensos y constantes. En esta zona se celebran pruebas de las competiciones de los campeonatos del mundo de ambas modalidades.
Es fácil alquilar el equipamiento necesario en la zona de playas para practicar surf o kitesurf y, si no se dominan sus prácticas, apuntarse a clases con profesores expertos.
Para los que no conocen el lugar, decir que en Costa Calma hay dos zonas de playas, una grande y popular, al norte, que es de arena blanca; y otras más pequeñas que son accesibles cuando baja la marea.
En la playa grande, se concentra la mayor parte de los hoteles. Una de las ventajas del cielo de Fuerteventura es que la isla ofrece muy poca contaminación lumínica, por lo que la observación del cielo nocturno es otro de los atractivos majoreros.
Incluso en Costa Calma es posible ver el rastro de la Vía Láctea. Para comprobarlo, sólo hay que darle un paseo a la curiosidad avanzada cualquier noche sin nubes.
28. Darse un baño en la Playa de Sotavento
La Playa de Sotavento en Jandía es un larguísimo frente arenoso de 15 kilómetros que está situado al sur de Costa Calma y al norte de Gran Tarajal. Se trata de una playa formada por una serie de playas cada una con sus propias características.
Es uno de los mejores lugares de la isla para practicar el kitesurf.
Para llegar al lugar más popular, hay que acercarse a la desembocadura del Barranco de Pecenescal. En ese punto, la marea baja, no sólo ensancha la playa, sino que deja grandes extensiones de aguas retenidas como lagunas entre las olas y las dunas.
Las aguas son turquesas, suele hacer mucho viento, pero el espectáculo de sentirse parte de una playa infinita no tiene precio.
Si bien el Barranco de Pecenescal es un eje de la playa hacia la mitad de la extensión de arena, hay otros accesos alternativos como el de la Playa de la Barca, el de la Playa del Malnombre, el del Risco del Paso y el de la Playa de los Canarios.
La Playa de la Barca es una de las playas nudistas más populares de Fuerteventura. La Playa del Risco del Paso es la que genera las charcas más grandes de la Playa de Sotavento. Se forman a entre 100 metros y 300 metros de la orilla y suelen tener entre 30 metros y 50 metros de largo.
Ni que decir tiene que son perfectas para el baño de los niños, apenas tienen unos centímetros de profundidad y no tienen olas.
29. Disfruta de la noche de Morro Jable.
Morro Jable es otra zona de playa de Fuerteventura. Pero es totalmente diferente en todos los aspectos. Está en el extremo sur, sobre la Península de Jandía y es uno de los centros turísticos más importantes de la isla.
Es el lugar ideal para los que buscan animación nocturna.
30. Visita la Casa de los Winter
Morro Jable es el destino número uno de los alemanes. Uno de ellos, Gustav Winter, un ingeniero, levantó en la década de 1930 una residencia aislada al otro lado de la Península de Jandía, en la zona de Cofete.
Sobre la Casa de los Winter hay más leyendas que historia, sobre todo por su vinculación con la Alemania de la Segunda Guerra Mundial.
Los más viejos del lugar aún recuerdan lo que costó llevar el piano de Gustav Winter desde el muelle de Morro Jable hasta Cofete atravesando la degollada, la misma que recorrieron los carros del faraón Ramsés II cuando perseguían, ‘peliculeramente’ hablando, al pueblo de Israel.
Y es que una parte de la película ‘Éxodo’ de Ridley Scott, la de la carrera al Mar Rojo, fue rodada en Cofete en 2013.
Fuerteventura es un desierto lleno de espejismos que sólo brillan con la atención del viajero más encandilado por su naturaleza original.