Para conocer lo imprescindible de Sevilla hace falta como mínimo tres días. Con este tiempo podrás visitar sus principales atractivos y pasearte por sus calles con calma y disfrutando de lo mucho que tiene que ofrecerte. Para que aproveches bien tu tiempo te propongo este itinerario para visitar Sevilla en tres días.
Sevilla es una de las ciudades con más duende de Andalucía. No cabe duda de que tiene un color especial, como dice una conocida canción, pero también un aroma y alma propias, que sorprenden y atrapan a cada viajero que pone el pie en ella.
Partida en dos por el río Guadalquivir, cuyas riberas siempre regalan un ambiente de lo más evocador, atesora un legado monumental de origen mudéjar maravilloso, más de 3.000 años de historia, una colección de barrios muy auténticos y una excelente gastronomía, en la que el tapeo es todo un arte.
Tampoco podemos olvidarnos de su arraigada cultura, cuya máxima expresión son el flamenco y la tauromaquia. Vayas en la época que vayas, la capital hispalense tiene un no sé qué que nunca defrauda.
Si has decidido visitarla, te propongo un itinerario por Sevilla en tres días. Te darán mucho de sí para conocer sus imprescindibles y palpar su ambiente.
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Qué ver en Sevilla en tres días
Una buena manera de empezar a conocer la ciudad es uniéndote a un free tour. Un guía te llevará por un recorrido por el centro de la ciudad por el que pasarás por algunos de los principales atractivos de la ciudad.
Conocerás un poco de la historia de Sevilla, sus anécdotas y te llevarás buenas recomendaciones para que después sigas con tu visita a tu aire.
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Sevilla en tres días: Día 1
La mejor manera de comenzar el itinerario por Sevilla en tres días es adentrándote en su razón de ser, es decir, en el casco antiguo, cuyo nombre oficial es el barrio de Santa Cruz, que es uno de los más grandes del continente europeo.
Está recorrido por bonitas callejuelas repletas de tiendas tradicionales, bares, restaurantes, pubs y tablaos flamencos, por lo que siempre están abarrotadas de gente. Además es la zona donde se concentran una buena parte de sus atractivos turísticos.
Lo ideal es recorrerlo a tu aire disfrutando de sus calles, pero también puedes combinar tu paseo con una visita guiada.
La Catedral
El Barrio de Santa Cruz, atesora las construcciones más importantes de su patrimonio arquitectónico. El sancta sanctorum es la catedral de Santa María de la Sede o la catedral de secas, como la llaman los locales.
Ostenta dos honores: ser el mayor templo de estilo gótico del mundo y el tercero más grande de la cristiandad.
Su exterior constituye un despliegue de belleza y magnificencia, en especial las portadas, que desbordan detalles escultóricos, por lo que conviene contemplarlas sin prisa alguna para percibir cada uno.
Especialmente destacadas son la Puerta del Perdón, compuesta por un esbelto arco de herradura cubierto de decoración de yeserías, y la Puerta de la Asunción, que está jalonada con una hilera de bonitas esculturas góticas.
Su majestuosidad se extiende al interior, especialmente visible en el retablo mayor. Es uno de los más grandes de la cristiandad y luce más de una cuarentena de espectaculares relieves y dos centenares de esculturas santorales insertos en pilastras.
Todos ellos están presididos por el Calvario, una representación escultórica de estilo gótico, cuyo crucifijo recibe el sobrenombre del Cristo del Millón. Su interior también guarda la tumba con los restos mortales del navegante Cristóbal Colón, el descubridor de América.
La Catedral junto a la Giralda y los Alcázares es el trío de atractivos turísticos imprescindibles que hay que ver en Sevilla. Puedes visitarlos a tu aire. Pero también hay visitas guiadas para los que quieran conocer más. Una con enorme éxito es esta: Tour por la Catedral, la Giralda y los Alcázares.
El Patio de los Naranjos
Otro de los recintos destacados de este tesoro arquitectónico es el Patio de los Naranjos, al que puedes acceder desde el interior de la catedral por la Puerta del Lagarto, que constituye una de las herencias más maravillosas que nos han dejado los almohades.
Está rodeado de soportales decorados con arcos de herradura y presidido por precisas hileras de naranjos, que le confieren un aroma especial y un ambiente de lo más evocador.
La Giralda
La catedral está jalonada por el icono indiscutible de Sevilla: la Giralda, que es la torre de las campanas; en concreto, tiene 24 y cada una con nombre propio.
El cuerpo de la que antaño fuera la torre más alta de Europa es un excelente ejemplo de la diversidad de culturas que han habitado la ciudad al aunar influencias cristianas, musulmanas e incluso romanas, cuyos restos son visibles en la base.
Está coronado por el Giraldillo, una escultura de bronce que desempeña la función de veleta, que también goza de una gran popularidad.
Subir a lo alto y contemplar la ciudad a vista de pájaro es una de las cosas que ver en Sevilla imprescindibles.
Eso sí, debes tener en cuenta que son las construcciones más visitadas, por lo que suelen tener largas colas, que se hacen más pesadas por el calor, mucho más en verano. Si quieres evitarlas y tener acceso preferente, te recomiendo que compres las entradas con antelación por internet.
Archivo de Indias
A pocos metros, te espera otro de los tesoros del patrimonio sevillano: el Archivo de Indias.
El edificio de estilo herreriano que acoge la institución guarda más de 40.000 legajos, mapas y documentos relacionados con el descubrimiento y la administración de los territorios del Nuevo Mundo y Filipinas desde el siglo XV al siglo XIX.
También incluye manuscritos de Cristóbal Colón, Hernán Cortés o Magallanes. La entrada es gratuita, por lo que no conviene desperdiciar la privilegiada oportunidad de adentrarse en más de tres siglos de historia.
Los tesoros desconocidos del barrio de Santa Cruz
Las horas que te queden de la mañana (aprovecha para comer en esta zona) y algunas de la tarde del primer día de este itinerario por Sevilla en tres días las dedicaremos a callejear por el barrio de Santa Cruz.
Hasta la expulsión de los judíos en 1483, fue la segunda judería más importante del país tras la de Toledo. Hoy la huella de esta cultura sigue percibiéndose en sus callejuelas, que además guardan rincones, construcciones y plazas de lo más encantadoras.
También sirvió de inspiración a grandes literatos como al dramaturgo español Tirso de Molina para su obra El burlador de Sevilla, que supuso el nacimiento de don Juan, uno de los personajes más míticos de la historia de la literatura española.
Así que el recorrido regala, además de mostrar la Sevilla más pura, un sinfín de sorpresas que suelen pasar inadvertidas ante los viajeros, quienes suelen centrar la atención en la Catedral y la Giralda, y que no conviene perderse.
Casa de Murillo
En el número 8 de la calle Santa Teresa, se encuentra la casa-palacio de Murillo, donde el pintor vivió junto con su familia durante una temporada. Además de conocerla, tienes la posibilidad de visionar documentales sobre su obra y vida, pinturas y algunas reproducciones de sus obras.
Iglesia de San Bartolomé
A unos pasos, se encuentra la iglesia de San Bartolomé, que destaca por su elegante portada neoclásica y la espigada torre de campanas que la jalona. Merece la pena entrar en su interior para echar un vistazo al retablo mayor, que data del siglo XVIII, y las bonitas capillas que lo componen.
Iglesia de Santa María la Blanca
A unos metros, se encuentra la iglesia de Santa María la Blanca, que antiguamente fue una sinagoga para el culto de los judíos. Su fachada exterior es sobria y sin ornamentos llamativos, por lo que pasa un discreta ante los ojos viajeros y no le hacen pensar que su interior sea diferente.
Sin embargo, atesora una gran riqueza decorativa, en la que toman el protagonismo las yeserías rebosantes de motivos decorativos, los zócalos de azulejos, las pinturas murales y algunas obras de Murillo, que convierten a este templo en uno de los lugares que ver en Sevilla ineludibles para los amantes del arte religioso.
Complementa tu visita con algunos de los planes más interesantes que te ofrece la ciudad: Qué hacer en Sevilla
Calle Mateos Gago
Este eje vertebrador del barrio de Santa Cruz se extiende a espaldas de la catedral, cuyo recorrido permite contemplarla desde una perspectiva diferente.
En ella se alternan algunas antiguas casonas con una buena colección de tiendas de souvenirs, tablaos, bares de tapas, bodeguitas, tabernas y restaurantes con terrazas, donde puedes saborear gastronomía típica y excelentes tapas con unas vistas inigualables, que saben mucho mejor con un vino de manzanilla o de naranja.
Iglesia de la Santa Cruz
El barrio atesora algunas sorpresas arquitectónicas como la iglesia de la Santa Cruz, que muestra una bonita fachada neobarroca coronada con una esbelta espadaña, y rincones de lo más especiales como la plaza de Santa Marta, a la que puedes acceder desde la plaza Virgen de los Reyes, a los pies de la Giralda.
Pequeña y recóndita (quizás, por ello pasa desapercibida ante la mayoría de los viajeros), está rodeada de naranjos, que le imprimen un aroma especial, y presidida por una bonita cruz de piedra.
Sin duda, es un rincón de lo más especial, que contribuye a engrandecer el encanto de la capital hispalense.
Casa-palacio de Salinas
A unos pocos pasos, se encuentra la casa-palacio de Salinas. Junto con los palacios de las Dueñas y la Santa Caridad, está incluida en la Ruta de las Casas-Palacios promovida por el ayuntamiento de Sevilla, cuyo objetivo es dar a conocer estas construcciones añejas tan típicas de la capital hispalense, que constituyen auténticas obras de arte.
Tanto es así que antaño fueron un reclamo para los artistas flamencos e italianos que importaron las mejores muestras del Renacimiento.
Aunque el nombre pueda llevar a engaño, no es una ruta con guías profesionales, sino un proyecto que ofrece descuentos especiales para visitar su interior.
Si no quieres o no tienes tiempo de visitarla, puedes acercarte a echar un vistazo a su exterior, aunque te anticipo que desmerece mucho lo que guarda en su interior.
Es originaria del siglo XVI, momento en el que el esplendor del comercio con las Américas enriqueció a numerosos comerciantes y el Renacimiento vivía sus mejores momentos.
Con tal contexto, no extraña que cada una de las estancias de su interior sea un despliegue de opulencia, lujo y también arte que combinan elementos renacentistas, góticos y mudéjares. Sin duda, un pequeño tesoro en el corazón de la ciudad.
Callejón del Agua y jardines de Murillo
El siguiente punto de la ruta por el barrio de Santa Cruz es esta singular calle, que da comienzo en la bonita
, discurre en paralelo a las antiguas murallas y concluye en la calle Vida.
A modo de curiosidad, se llama así porque antiguamente conducía el agua desde los caños de Carmona hasta el Real Alcázar a través de dos caños dispuestos a lo largo de sus 140 metros de longitud, que aún hoy conserva.
Jardines de Murillo
Al término de esta curiosa calle, se encuentran los jardines de Murillo, así llamados porque están próximos a la antigua casa del artista.
Se trata de un bonito pulmón verde, antiguamente pertenecientes al Real Alcázar, rebosantes de vegetación típica, como ficus, naranjos o damas de noche, preciosas fuentes y monumentos.
Así que constituye una parada de lo más recomendable para respirar el más puro aire sevillano y reponer fuerzas para continuar con la ruta por Sevilla en tres días.
Plaza de San Salvador
Acércate a la Plaza San Salvador, inserta en el barrio de Alfalfa. Su atractivo estriba en que atesora, en su lado este, la iglesia más grande de Sevilla después de la catedral, que además da nombre a la plaza.
La Iglesia Colegial del Divino Salvador luce una maravillosa fachada de estilo manierista repleta de detalles ornamentales, que reclaman contemplarla con tranquilidad para no pasar por alto ninguno.
La entrada de la Catedral y de la Giralda te da también acceso a esta iglesia. Así que no dudes en entrar al interior.
Su gigantesco retablo mayor toma el protagonismo absoluto de la iglesia. Una maravilla barroca que tiene como tema principal la Transfiguración del Señor y coronada por una magnánima bóveda.
La plaza, presidida por la escultura de Juan Martínez Montañés, también cuenta con una excelente oferta de restaurantes, bares y tabernas, que incluye algunas de las más concurridas y con más trayectoria de la ciudad como la Antigua Bodeguita o los Soportales.
Todas ellas aseguran el disfrute de buenas tapas, siendo especialmente solicitadas el piripi, las pavías y el jamón de Huelva, y los productos de la tierra en un ambiente sevillano de lo más auténtico.
Metropol Parasol
Seguimos con este itinerario por Sevilla en 3 días. Siguiente parada: el Metropol Parasol que se encuentra en la plaza de la Encarnación. Llegarás dándote un corto paseo de unos minutos desde la Plaza del Salvador.
Conocido popularmente como las Setas porque la silueta de los seis parasoles que lo conforman trae a la mente dichos hongos, ostenta el honor de ser la estructura de madera más grande del mundo.
Firmado por el arquitecto berlinés Jünger Mayer, puede presumir de ser uno de los mayores embajadores de la Sevilla más moderna.
En el sótano está el Antiquarium, que acoge restos arqueológicos romanos extraídos de los yacimientos sevillanos. El segundo nivel aglutina una variada oferta de restauración y un mercado.
Y la cúspide de la estructura, que está a una altura 28.5 metros, tienen habilitado un mirador, al que se sube desde los ascensores que hay en el sótano, junto al Antiquarium.
Desde este lugar podrás contemplar la capital hispalense a vista de pájaro y sacar las mejores fotos para presumir a tu regreso.
Calles Sierpes, Tetuán y aledañas
Sierpes y Tetuán son las principales calles comerciales del casco antiguo. Si quieres ir de shopping en cadenas conocidas o comprar productos locales, no dudes en recorrerlas.
Las calles aledañas están repletas de restaurantes y bares de tapas donde puedes reponer fuerzas con delicias típicas como, por ejemplo, caracoles, cazón en adobo, montadito de pringá, chicharrones, pavías, serranitos, flamenquines…
Como atractivo añadido para los más golosos, al comienzo de la calle Sierpes está la Campana, la confitería con más historia y solera de la ciudad.
En ella puedes darte un capricho dulce artesanal: cortadillos de cidra, tortas de aceite, yemas sevillanas, tortas de polvorón, chocolate artesano… Y saben mucho mejor sentado en su terraza contemplando el ambiente y el trasiego sevillanos.
Barrio del Arenal: Torre del Oro y la Maestranza
Una vez hayas explorado a fondo el barrio de Santa Cruz es momento de explorar el mini barrio del Arenal. El atardecer ya estará haciendo acto de presencia y no hay mejor momento para capturar la imagen de esta zona.
El Arenal está articulado por el Paseo de Colón, que discurre paralelo al margen izquierdo del río Guadalquivir, desde el puente de San Telmo al de Isabel II, conocido popularmente como el de Triana por dar acceso al popular barrio.
Este además es el de hierro más antiguo del país y permite disfrutar de maravillosas vistas sobre los dos márgenes del río, que son mucho más bonitas con el ocaso del sol.
Este tramo es uno de los más inspiradores de la capital hispalense, y vale la pena pasear con la calma que se merece.
Torre del Oro
En el recorrido por dicho paseo se pondrá ante tus ojos otro tesoro icónico de la capital hispalense y un imprescindible que visitar en Sevilla: la Torre del Oro.
Se trata de un antiguo baluarte albarrano levantado para proteger a la ciudad, en especial al puerto y las atarazanas reales o astilleros, frente a los posibles ataques que pudieran perpetrar los enemigos vía fluvial.
Para quien no lo sepa, su particular nombre proviene de los reflejos dorados que producían los azulejos que lo recubrían en su origen al darle el sol.
Al margen de esta curiosidad, lo cierto es que el valor de esta construcción es incuestionable; de hecho, goza del reconocimiento de Monumento Histórico Artístico.
En su interior alberga el museo Naval, que está compuesto por dos plantas. La alta versa sobre la historia de la torre y su importancia para la defensa de la ciudad.
Por su parte, la baja está dedicada a la historia de la navegación, de los navegantes ilustres y el descubrimiento de América, al que puedes adentrarte a través de diversos documentos como cartas náuticas y grabados.
Como atractivo añadido, la torre dispone en lo alto de sus 36 metros un mirador que regala vistas privilegiadas al río, al barrio del Arenal, que está en frente, Triana y la Giralda.
Plaza de toros la Maestranza
Al lado de la Torre del Oro, se levanta imperiosa la plaza de toros de la Maestranza. Conocida como la «catedral del toreo», una de las plazas más relevantes de España, pues ha sido testigo de faenas históricas y de algunas de las gestas más importantes de la historia de la tauromaquia.
La visita a este templo de la tauromaquia incluye un recorrido por sus instalaciones, es decir, la capilla de los toreros, el patio de los caballos y el albero. Además, cuenta con un museo que permite sumergirse en la historia y la evolución de la tauromaquia a lo largo de los años.
Si quieres conocer más acerca de la Maestranza hay visitas guiadas disponibles.
La mejor manera de poner el broche final al primer día del itinerario por Sevilla en tres días es disfrutando de una tapita en una de las muchas tabernas centenarias y bares con solera que salpican este barrio, especialmente la calle García Vinuesa.
Son especialmente recomendadas el jamón de Huelva, el pescaíto frito y las chacinas, siempre acompañadas de un buen vino local.
Sevilla en tres días: Día 2
Reales Alcázares
El segundo día de este itinerario para visitar Sevilla en tres días empezaremos con uno de los platos fuertes de la ciudad: los Reales Alcázares, otro de los imprescindibles que visitar en Sevilla.
Este conjunto palaciego amurallado cuyos orígenes datan del año 914, no solo es el palacio real en funcionamiento más antiguo de Europa, sino que destila monumentalidad por doquier por su abundante decoración mudéjar.
En ella toman el protagonismo las yeserías y los artesonados, creando un conjunto único y armónico que le han hecho valedor de los reconocimientos de Patrimonio de la Humanidad y Bien de Valor Universal Excepcional por la Unesco.
Su interior está compuesto por opulentos salones como los de Carlos V, maravillosos jardines y evocadores patios perfumados como el de las Muñecas, que destaca por sus preciosos capiteles, o el de las Doncellas con sus maravillosos zócalos azulejados.
Su singularidad y belleza también han captado la atención del mundo del séptimo arte. Tanto es así que ha servido de escenario para diversas escenas de la popular serie Juego de Tronos.
Parque de María Luisa
Después de visitar los Alcázares Reales nos acercaremos a uno de los espacios más famosos de la capital hispalense: el parque de María Luisa. Es el preferido de los sevillanos y visitantes para relajarse y desconectar por las numerosas posibilidades que ofrece.
Incluye parte de los jardines privados del palacio de San Telmo, pues fueron donados por la infanta María Luisa en 1911.
Tras su remodelación, llevada a cabo por el paisajista francés Jean-Claude Nicolás Forestier, adquirieron una estética romántica que trae a la mente los que embellecen el Real Alcázar de Sevilla y el Generalife de la Alhambra.
Además, están salpicados con monumentales fuentes, bonitas esculturas, senderos para pasear, zonas de recreo y preciosos estanques como el de los Patos, que invitan a dejarse llevar.
Plaza España
Sin embargo, el gran reclamo de este parque es la plaza España, un gigantesco espacio (tiene 50.000 metros cuadrados) construido para albergar el edificio principal durante la Exposición Iberoamericana de 1929.
De estilo regionalista, tiene forma semicircular y está recorrida por un canal navegable, el cual está cruzado por cuatro monumentales puentes con significado histórico al representar los antiguos reinos de España.
Además, tiene una preciosa galería porticada y la bordean 28 bancos revestidos de azulejos, cada uno de los cuales representa una provincia española.
La tradición entre los viajeros manda hacerse una foto con la representación de su provincia, que además ‘posturea’ la mar de bien en el feed de Instagram.
Su belleza es tal que ha logrado captar el interés del mundo del séptimo arte en numerosas ocasiones, de modo que ha servido de escenario para películas tan míticas como Star Wars: El ataque de los clones o Lawrence de Arabia y series muy taquilleras como Juego de Tronos.
Así que, no cabe duda alguna, este espacio se perfila como un imprescindible que ver en Sevilla.
Plaza América: museo de Costumbres Populares y museo Arqueológico
Otro de los espacios que incluye el parque de María Luisa es la plaza de América, conocida entre los locales como la plaza de las Palomas.
Acoge el museo de Artes y Costumbres Populares, que constituye un lugar que ver en Sevilla para los amantes de la etnología o para los que quieran adentrarse en las costumbres, el modo de vivir y pensar de los sevillanos, que, dicho sea de paso, están llenos de singularidades.
Museo Arqueológico
El lado sur de dicha plaza está flanqueado por el museo Arqueológico. Ocupa el interior de un precioso edificio renacentista, por lo que acercarse a echarle un vistazo ya merece la pena.
Aunque merece mucho más la pena entrar y ver su abrumadora colección, que cuenta con más de 60.000 objetos repartidos en 26 salas. Una gran parte de ellos son los extraídos de la antigua ciudad romana de Itálica, la que vio nacer a los grandes emperadores Adriano y Trajano.
Aunque también incluye muchos otros fenicios y tartesos, siendo especialmente destacado el tesoro del Carambolo. También contiene colecciones del Bronce Final y de la época medieval. Sin duda, este museo regala un completo recorrido por la prehistoria de Sevilla y España.
Pabellón Real
Para concluir la visita a este parque, puedes acercarte hasta el Pabellón Real, el tercero de los edificios que presiden la plaza de Colón, cuya fachada gótica es una maravilla.
Hospital de la Caridad
Después de visitar el parque nos dirigiremos a visitar el Barrio de Triana. Pero antes de ello haremos una parada en el Hospital de la Caridad. Se encuentra a unos pasos de los Alcázares Reales en la calle Temprado, la cual se extiende entre la Giralda y la Torre del Oro. Llegaremos a él paseando por el Paseo de las Delicias.
Se trata de una institución benéfica creada para la gestión de los ahogados, el enterramiento de los ajusticiados y la asistencia de los enfermos abandonados durante el siglo XVII. Actualmente, es la sede de la hermandad que le da nombre y sigue realizando acciones caritativas.
Aunque pasa desapercibida para la mayoría de los viajeros, es muy querida por los sevillanos. Además, constituye una auténtica joya arquitectónica, pues su fachada del barroco sevillano es una maravilla repleta de detalles, que merece la pena detenerse a contemplar.
En el interior sobresalen el patio, en el que se adueñan del protagonismo las maravillosas columnas toscanas, los azulejos holandeses y las bonitas fuentes de mármol, la iglesia y la antigua sala de cabildos, que atesora obras pictóricas de Zurbarán.
Barrio de Triana
En tu visita a Sevilla no puedes irte sin visitar Triana, uno de los barrios más emblemáticos, auténticos y que mejor definen el carácter plural de la capital hispalense.
Lo mejor es acceder por el puente de Isabel II, que es el puente de hierro más antiguo de España. Pero además regala unas maravillosas vistas al río Guadalquivir y a ambas riberas, que, desde luego, te recomiendo inmortalizar.
Una vez estés en el otro margen, lo primero que conviene hacer es echar la vista para disfrutar del paseo Colón, presidido por la Torre del Oro y la Maestranza, desde otra perspectiva. Si lo haces desde la calle Betis, que discurre paralela al río, la panorámica será simplemente perfecta.
Este barrio carece de los atractivos monumentales que tiene Santa Cruz, pero no le hacen falta, pues desprende un ambiente típico sevillano de lo más atrapador.
Además de ser la cuna de grandes artistas y toreros, constituye una de las zonas de referencia del tapeo, pues las calles que lo recorren están moteadas de bares e históricas tabernas, como La Blanca Paloma o las Golondrinas, ambas en la calle Jacinto.
Entre estos, se cuelan una suerte de negocios tradicionales de azulejos, tiendas de barrio y coquetas capillas como la de Santa Ana, que es la más vetusta de Sevilla, o la del Carmen, dedicada a los marineros.
También es famoso por sus tablaos de flamenco, como Baraka o Pura Esencia, que constituyen un imán para los viajeros que quieren adentrarse en la verdadera cultura y tradición sevillanas.
La visita al barrio la disfrutarás mucho más si te unes a un free tour. A nivel monumental no se iguala a otros barrios del centro pero su riqueza cultural es enorme y para conocerla nada mejor que de la mano de un guía.
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Mercado de Triana
Otro de los motivos para visitar Triana es su mercado de abastos, que abre sus puertas en la plaza del Altozano. Constituye un referente gastronómico y atractivo para quienes quieren disfrutar de experiencias ‘gastro’ inéditas.
En sus más de 80 puestos puedes encontrar productos y preparaciones tradicionales andaluzas y, cada vez más, internacionales como, por ejemplo, sushi, que ya cuenta con un puesto. Incluso dispone de una ostrería y una escuela de cocina.
Como atractivo extra, en su parte baja están los restos del castillo de San Jorge, que antiguamente fue sede de la inquisición, y un centro de interpretación. Para verlo, solo tienes que ir a la planta baja.
Sevilla en 3 días: Día 3
La Macarena
El tercer día de esta ruta para conocer Sevilla en tres días empezaremos por el popular barrio de la Macarena. Es un barrio que vale la pena visitar porque también tiene un buen número de atractivos turísticos.
Estos tal vez no sean tan prominentes como los del Barrio de Santa Cruz pero sí lo suficientemente interesantes como para que le dediques unas horas de la mañana.
Lo mejor es empezar la visita por el Arco de la Macarena e ir bajando hacia el Barrio de Santa Cruz explorando sus calles. En frente del Arco de la Macarena se encuentra el Parlamento de Andalucía, y a su lado están las murallas almohades del s.XII.
Paseando por las calles de este barrio te encontrarás muchas iglesias interesantes como las de San Luís de los franceses, la de San Marcos o la de Santa Marina entre otras. También conventos como el de Santa Isabel, el del Espíritu Santo o el de Santa Paula.
Además de edificios religiosos también hay palacios como el Palacio de los Marqueses de Algaba o el Palacio de las Dueñas. Este último exhibe una colección de arte de primer nivel.
Tampoco puedes perderte la plaza de la Alameda de Hércules, que es el centro neurálgico del barrio. En esta plaza, con sus características columnas romanas, te encontrarás con un gran número de bares y restaurantes. De noche es un buen sitio para salir de marcha.
Isla de la Cartuja
Desde el barrio de la Macarena puedes acercarte a la isla de la Cartuja. Ideada especialmente para la Exposición Universal de 1992, aún conserva la mayoría de los pabellones temáticos, aunque hoy son la sede de diversas instituciones y empresas.
Aún así merece la pena echarles un ojo, sobre todo al de Nueva Zelanda, que luce una original fachada rocosa, y al de Kuwait, cuyo diseño lleva la firma de Santiago Calatrava. Aunque uno de los más exitosos es el de Marruecos.
Además de lucir una abrumadora decoración típicamente marroquí, rebosante de yeserías, mosaicos y madera tallada realizados por artesanos locales, acoge la sede de la Fundación de las Tres Culturas.
La isla de la Cartuja también incluye el parque temático Isla Mágica, que se ambienta en el Descubrimiento de América, cuya visita se perfila de lo más recomendable para quienes viajan en familia.
Y el monasterio que le da nombre, que acoge el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el museo de Arte Contemporáneo de la ciudad.
Museo de Bellas Artes
De vuelta al centro histórico una visita interesante es la del Museo de Bellas Artes situado en la plaza del Duque.
Aunque goza de una discreta popularidad, bastante incomprensible dado su valor, lo cierto es que ostenta el honor de ser la segunda pinacoteca más relevante de España tras el madrileño museo del Prado, por lo que constituye un imprescindible que visitar en Sevilla.
El edificio en el que se encuentra es el convento de la Merced Calzada y constituye un reclamo por sí solo, pues luce un maravilloso estilo manierista andaluz, que, sin duda, anuncia lo que te espera dentro.
El interior está compuesto por 14 salas ordenadas cronológicamente, que hacen un repaso a la historia del arte español y andaluz. Podrás contemplar algunas de las obras más importantes del Siglo de Oro español, siendo las más buscadas las de Murillo, Zurbarán, el Greco o Velázquez.
También incluye pinturas costumbristas andaluzas, en las que es frecuente ver reflejadas las tradicionales cigarreras, las ferias, los bandoleros o detalles taurinos; así como sala consagrada a la pintura romántica del siglo XIX.
Sin embargo, predominan las obras de arte religioso, pues no hay que olvidar que sus fondos provienen del expolio de las instituciones religiosas durante la desamortización de Mendizábal.
Paseo en barco por el río Guadalquivir
Hacer un tour por el río es una de las cosas más populares que hacer en Sevilla entre quienes visitan la ciudad por primera vez. Este crucerito te permite ver la ciudad con otra perspectiva.
Los cruceros parten desde el embarcadero del río y navegan hasta la zona de la Isla de la Cartuja. Suelen tener una hora de duración y hay varios horarios. El último a eso de las 20h, así que si te interesa tendrás opciones de hacerlo a la hora que más te convenga.
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