La localidad gallega de Santiago de Compostela es una ciudad de renombre mundial, como culminación de una de las tres peregrinaciones más importantes de la Cristiandad. Descubre qué hacer en Santiago de Compostela disfrutando de su arquitectura, entorno natural y gastronomía.
Es un lugar que a primera vista encanta por el entramado de callejuelas de un casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad.
Santiago combina todo esto con una gastronomía excelente, donde domina el marisco, una vida muy animada y muchas cosas que hacer, como las que se exponen a continuación.
Qué hacer en Santiago de Compostela
1. Aprovechar un Free Tour por la ciudad
Nada mejor para entrar en contacto con Santiago de Compostela que aprovechar las ventajas de un free tour como este, de dos horas, que recorre el centro histórico conociendo el precioso conjunto monumental de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.
El paseo comienza en la plaza del Obradoiro, verdadero corazón de la ciudad para todos los peregrinos que hacen el Camino de Santiago.
Es un lugar imponente, donde podemos admirar la fachada oeste de la Catedral o los exteriores del Palacio de Rajoy, actual sede municipal.
También, contemplar la espectacular fachada de estilo plateresco del Hostal de los Reyes Católicos, hoy Parador de Turismo.
La parte posterior de la catedral acoge preciosas plazas, como la de Quintana, dividida en la nombrada de los vivos y la de los muertos, por su cementerio original.
Muy cerca está la plaza de las Platerías, con sus leyendas asociadas a la fuente de los Caballos y, en dirección a la Universidad, pasearemos por la calle del Franco, muy popular para tapear.
Al final de la rúa encontraremos la entrañable estatua de las dos Marías del Parque de la Alameda y desde allí volveremos al punto de origen, la plaza del Obradoiro.
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2. Admirar la preciosa catedral, un imprescindible que hacer en Santiago de Compostela
Más que algo que hacer en Santiago de Compostela, visitar su catedral es toda una obligación que miles de personas cumplen cada año.
La construcción más importante y verdadero icono de la ciudad fue construida entre 1075 y 1211 y presenta una combinación de estilos arquitectónicos, como el románico, gótico y barroco.
Su grandeza y belleza exterior es única, especialmente para los peregrinos en éxtasis que culminan su viaje. Al entrar honran el sepulcro de Santiago y abrazan la imagen del apóstol, en la parte trasera del Altar Mayor.
Lo más destacado del templo es el pórtico de la Gloria, obra cumbre del románico del maestro Mateo, con representaciones de la Biblia.
En el interior hay que visitar sus 16 capillas con techos ornamentados y columnas y, si hay suerte, ver volar el enorme botafumeiro. El altar mayor está coronado por un baldaquino de estilo barroco totalmente recubierto de pan de oro.
Ascendiendo a los pisos superiores, por las escaleras de la torre, se puede subir hasta la cubierta. Desde allí, podrás disfrutar de las mejores panorámicas de Santiago, con sus imponentes vistas de la propia catedral y al conjunto de la ciudad.
Su visita es un imprescindible entre las cosas que hacer en Santiago de Compostela. Si te interesa conocer un poco más de su historia este tour guiado te permitirá descubrir el patrimonio del museo y la catedral de Santiago de Compostela.
3. Descansar en el precioso parque de la Alameda
Es el parque urbano más famoso e importante de Santiago, se encuentra a medio camino entre el Campus Sur de la Universidad y el casco antiguo.
Es un auténtico reducto de paz en cualquier época del año, situado en pleno centro, para desconectar dando agradables paseos entre robles, eucaliptos y castaños.
En este parque municipal originario del siglo XVI, repleto de estatuas flores y senderos serpenteantes, da la sensación de estar en un verdadero bosque.
En un espacio muy cuidado, se distinguen tres partes diferentes, como son el paseo de la Alameda, el robledal de Santa Susana y el Paseo de la Herradura. Unidas han dado lugar al más importante lugar de ocio y paseo de la ciudad.
Con su diseño de jardín mediterráneo, acoge a numerosas especies subtropicales que lo convierten en uno de los parques públicos más importantes de Europa a nivel de flora exótica.
También cuenta con unos rincones de gran encanto, como la iglesia de Santa Susana, que corona el montículo.
Además, desde el famoso tramo de “los leones”, se puede disfrutar de un largo paseo entre dos filas de viejos robles perteneciente al Paseo de la Herradura. El paseo permite disfrutar de las mejores vistas de la catedral.
4. Bañarse en hermosas playas
Aunque Santiago de Compostela no tiene playa, cerca podemos encontrar algunas, tanto fluviales como marinas, donde disfrutar de un día playero.
La playa marina más cercana, en la ría de Noia, es la de Ornanda o las Gaviotas, a poco más de media hora en coche. Es pequeña, acogedora y cómoda, con arena blanca y aguas tranquilas y con el espectáculo de un precioso atardecer.
Muy cerca de esta, encontramos la playa de Aguieira, con más de un kilómetro de extensión y dunas de arena blanca y fina. Suele hacer bastante viento, lo que la hace idónea para aficionados al windsurf y kitesurf.
Otra playa muy conocida y apreciada es la de A Concha, en Vilagarcía de Arousa, a menos de 50 kilómetros de Santiago. Es una playa urbana con un paseo marítimo que ofrece hermosas vistas de la ría de Arousa.
Además la playa de A Concha tiene una antigua tradición veraniega, por la existencia del famoso balneario “La Concha de Arousa”. El balneario funcionó hasta la década de los sesenta del siglo XX.
Si queremos desplazarnos menos y preferimos una playa fluvial, a solo 15 kilómetros encontramos la de Tapia, en el río Tambre, con completas instalaciones, con piscinas, chiringuito y merendero.
5. Comer los mejores productos de la tierra y el mar
Comer es algo que se hace muy bien en Santiago de Compostela, donde se ejemplifica toda la tradición y riqueza gastronómica gallega con la mezcla de ingredientes de mar y de tierra.
Si los pescados de la costa gallega, como merluzas, rodaballos, meros, lubinas, besugos, rapes, sardinas son excelentes, los crustáceos y moluscos, que se llaman simplemente “marisco”, son excepcionales, sin dejar de mencionar el delicioso pulpo.
Tampoco desmerecen las carnes de la famosa ternera gallega, en forma de churrascos, solomillos y chuletones.
A los postres, reina la famosísima tarta de Santiago, además los productos típicos del convento, como almendrados, pastas, pasteles de hojaldre y las “filloas”.
Todo eso y más se encuentra en Santiago, que cuenta con tantos bares y restaurantes como queramos.
Sin duda, la calle más famosa para el buen comer es la rúa de Franco, con una tradición posadera tan antigua que se remonta a la Edad Media. Allí conviven los locales más tradicionales con los más actuales e innovadores.
Aunque la rúa de Franco es la más conocida, no es el único lugar, ya que, en realidad, en toda la ciudad se pueden encontrar delicias semejantes, donde los buenos ingredientes abundan en Santiago de Compostela.
6. Alojarse en el Parador de Turismo del hermoso Hostal de los Reyes Católicos
Otro de los monumentos más emblemáticos de Santiago de Compostela, situado en la plaza del Obradoiro, junto a la catedral. Es un hermosísimo edificio gótico, que, actualmente, funciona como Parador Nacional de Turismo y ofrece la oportunidad de pernoctar en una joya de arte arquitectónico.
Fue construido a finales del siglo XV por orden de los Reyes Católicos, motivados por la precariedad de los peregrinos enfermos que necesitaban auxilio al finalizar el Camino, y tras el incendio que arrasó el antiguo hospital.
Es una estructura gótica con un concepto renacentista basado en la racionalización de los espacios.
La espectacular fachada plateresca obra de los maestros franceses del XVI, Martín de Blas y Guillén de Colás, destaca de modo muy especial. En el friso de la puerta, a modo de arco triunfal romano, aparecen alineadas las figuras de los doce apóstoles.
El espacio interior está estructurado en una planta rectangular con cuatro patios. El interior es grandioso, con cuatro claustros de inmensa belleza y una hermosa capilla de cruz latina, elegantes estancias, habitaciones y un lujoso comedor.
El cimborrio está decorado en estilo plateresco y la bóveda del crucero de la capilla está construida en piedra litográfica de Coimbra.
7. Encontrarse con la estatua de las dos Marías
Esta peculiar escultura, situada en la Alameda, se ha convertido en los últimos años en una de las imágenes más características de Santiago de Compostela, algo tan emblemático que es objetivo de fotos y selfies de los turistas.
Realizada en bronce por el artista César Lombera, también es conocida por los compostelanos como “las dos en punto” o “cara de palo”.
Representa a dos mujeres reales que vivieron en la localidad, las hermanas Maruja y Coralia, vestidas con ropas de llamativos colores.
Ambas, durante los años 50 y 60 del pasado siglo, cada día con una apariencia diferente, pero siempre bastante estrafalaria para la época en la que vivieron, pasearon a diario por la zona, siempre desde las dos en punto de la tarde.
Muy maquilladas y fumando siempre, mantenían una actitud de flirteo hacia los estudiantes universitarios con los que se cruzaban y se hicieron tremendamente populares en la ciudad.
La escultura, erigida en 1994, es un homenaje a estas dos mujeres y a la triste historia de persecución y repudio de la sociedad franquista que arrastraron con ellas.
8. Vivir la pasión de un peregrino desde el monte do Gozo
El Monte do Gozo (monte del gozo) es una pequeña elevación de menos de 400 metros a poco menos de 5 kilómetros de Santiago de Compostela, que tiene una enorme trascendencia simbólica para la ciudad.
También conocido como Montjoy, Montxoi o colina de San Marcos. aparece nombrado como Mons Gaudii en el medieval Códice Calixtino, del siglo XII, y es conocido en el mundo entero.
La razón de su leyenda es que es el lugar del Camino de Santiago en el que los peregrinos pueden divisar por primera vez las torres de la catedral y el objetivo de su larga peregrinación.
De ahí procede su nombre, del gozo que producía, especialmente en épocas como la Edad Media en las que el camino resultaba bastante penoso y sujeto a diversas inclemencias y peligros y no todos conseguían completarlo con vida.
A principios del siglo XII, el arzobispo Diego Gelmírez ordenó construir aquí la iglesia de la Santa Cruz, para facilitar la oración de los peregrinos.
Actualmente, en la cima del monte do Gozo hay dos grandes estatuas, instaladas en 1993, que representan a dos peregrinos que señalan hacia la plaza del Obradoiro.
9. Conocer el famoso mercado de Abastos
Con decir que es el segundo lugar más visitado, después de la catedral, se entiende que conocer el mercado de Abastos es algo que hay que hacer en Santiago de Compostela.
El aspecto actual data de 1941, aunque como mercado funciona desde el último cuarto del siglo XIX y ocupa el mismo lugar que el antiguo mercado de la ciudad.
Este hermoso edificio, que los compostelanos llaman “la plaza”, está en el centro de la ciudad, apenas a cinco minutos andando de la catedral.
Está dividido en ocho naves de granito con formas de iglesias y reminiscencias románicas. En su interior se alinean, en más de 300 puestos, toda clase de productos, como mariscos, pescados, carnes, quesos, verduras, frutas y muchos más.
Sin duda, los grandes protagonistas son los crustáceos, moluscos y peces de las rías gallegas, aunque también tiene su lugar destacado la carne de la región, tanto de vacuno como de cerdo.
El mercado dispone de una zona de restauración, en la nave número 5, con gran cantidad de bares de tapas.
Además, en los alrededores han surgido varios locales de restauración que lo convierten en un punto de encuentro de la ciudad.
10. Salir de noche en Santiago de Compostela
La noche está muy viva en Santiago de Compostela y lo cierto es que, aunque solo fuera por pasear por la ciudad iluminada, ya merece la pena deambular por el casco antiguo.
Pero es que, además Santiago nunca duerme del todo, siempre hay posibilidades de ocio y locales abiertos, en un ambiente muy juvenil.
Respecto a los locales de ocio no hay especialización por ambientes tan marcada como en otras ciudades. Se combinan distintos públicos en el mismo local y es más heterogéneo.
Hasta hace no mucho se distinguían dos zonas concretas: la vieja y la nueva. Tenían distinto ambiente, música y clientela. Pero, las diferencias se han diluido al ampliar horarios de cierre de la parte vieja y se ha hecho más diversa.
Aunque los pubs cuentan con su propia personalidad y decoración, es común entre ellos ser pequeños, condicionados por el respeto a edificios históricos y la presencia del material más característico, el granito.
La zona nueva es lo que se conoce como el Ensanche, que empezó a urbanizarse entre los años 50 y 80. Aquí, los espacios son más amplios, la decoración varía más y es más efectista. Durante el curso se suele llenar de estudiantes.
11. Asistir a una representación en el Auditorio de Galicia
Si se quiere disfrutar de un espectáculo artístico de calidad, el lugar más indicado es el Auditorio, inaugurado el año 1988, con un proyecto del arquitecto Julio Cano Lasso.
En la construcción se utilizaron elementos y soluciones arquitectónicas tradicionales de la región como la sillería de granito y las galerías, integrando lo popular con las formas y necesidades constructivas del presente.
El resultado es un edificio muy utilitario y de gran austeridad, un espacio adecuado para acoger todas las actividades culturales de la ciudad. Se ha convertido en el gran punto de referencia cultural, musical y artística de Galicia.
Acoge cuatro grandes salas acondicionadas para diferentes espectáculos culturales, congresos, presentaciones y exposiciones artísticas: Sala Ángel Brage, Sala Mozart, Sala Isaac Pardo y Sala Circular.
Desde la temporada 1996-97, la Real Filharmonía de Galicia es la orquesta residente del Auditorio.
Con la recuperación del entorno, fruto de la construcción del Auditorio, ha pasado a convertirse en una de las más queridas zonas urbanas, el parque de la Música.
Desde aquí se tienen vistas diferentes de la ciudad antigua, con las torres de la catedral y las traseras de los conventos de San Francisco y San Martín de Pinario.
12. Saber más de la tierra visitando el Museo del pueblo gallego
Es un completo museo establecido en el antiguo convento de Santo Domingo de Bonaval. Fue fundado en el siglo XIII por Santo Domingo de Guzmán y reconstruido en estilo barroco.
De carácter etnográfico, hace un buen repaso por las costumbres e historia gallega, a través de la cultura y la forma de vida de los gallegos a lo largo de su historia.
El museo ofrece exposiciones temporales y permanentes sobre arte, tradiciones y cultura de Galicia.
Más de 11.000 piezas en exposición, desde trajes y joyas tradicionales hasta barcos pesqueros y maquinaria de imprenta. Su exposición permanente ocupa once salas.
Es recomendable empezar el recorrido por la Sala del Mar, ubicada en el antiguo refectorio del convento, donde hay una muestra de las embarcaciones más peculiares de Galicia.
La Sala del Campo muestra la evolución de paisajes en las fases del Neolítico, la época Castreña, la Edad Media y la actualidad. Se exhiben instrumentos utilizados para la labranza, elementos relacionados con la ganadería y la explotación del monte.
Un lugar muy destacado del interior del edificio es su peculiar escalera triple de caracol.
Alberga también el panteón donde descansan los restos de gallegos ilustres como Rosalía de Castro.
13. Contemplar las vistas panorámicas desde el mirador del monte Pedroso
El Monte Pedroso, situado al oeste de Santiago de Compostela, es el mejor mirador para contemplar la ciudad, con su paisaje y la gran catedral. Especialmente al atardecer, cuando se reflejan los últimos rayos dorados del sol.
Por su elevación, que se acerca a los 500 metros sobre el nivel del mar, es un lugar excelente para ver la ciudad a vista de pájaro, que prácticamente se observa completa, con el pico Sacro y la Ciudad de la Cultura de Gaiás al fondo.
Suele estar bastante concurrido, especialmente en la noche del 24 de julio, cuando se llena de gente para ver el espectáculo pirotécnico en honor del Apóstol.
Se puede acceder a la cima del Pedroso desde la ciudad en una caminata de unos 40 minutos, que parte de Ponte Asén, en el parque de Galeras.
El camino atraviesa la aldea de Casas Novas y, siguiendo un viacrucis, se llega a lo alto del monte.
Según la leyenda, el mismo Francisco de Asís peregrinó al Monte Pedroso entre 1212 y 1215. Hoy podemos encontrar, en lo más alto, una gran cruz construida en 1900 y también podemos descubrir algunos petroglifos.
14. Más cosas que hacer en Santiago de Compostela: Llegar al “fin del mundo” de Finisterre
Aunque la catedral es nominalmente el final del Camino de Santiago, pocos son los peregrinos que se resisten a visitar “el fin del mundo”. O al menos lo que antiguamente se consideraba como tal, el cabo de Finisterre, a algo más de una hora de la ciudad.
La punta del cabo es un acantilado en ascensión hasta el monte de O Facho (a 242 metros), donde debía encontrarse el Ara Solis. En el lugar los pobladores celtas celebraban ritos solares.
Emblemático es el potente faro que ilumina las peligrosas costas donde tantos barcos han naufragado. Esta torre octogonal es el faro más al oeste de toda Europa.
Dejarse cautivar por los paisajes del cabo Finisterre y la naturaleza de la Costa da Morte es sin duda uno de los planes para hacer en Santiago de Compostela.
Si no cuentas con mucho tiempo puede que te interese esta excursión que recorre una de las zonas más bellas del litoral gallego.
Suele estar muy concurrido, sobre todo al anochecer, cuando mucha gente se acerca a ver el espectáculo único del sol desapareciendo en el mar.
Desde allí, las panorámicas son verdaderamente impresionantes, con el océano, la ría de Corcubión y la costa de Carnota, sobre la que destaca la mole de granito de los montes de O Pindo.
El cabo Finisterre también cuenta con excelentes playas, como O Rostro, Arnela, Mar de Fora, Langosteira, Riveira y Corbeiro, muchas rodeadas por impresionantes acantilados.
15. Ir de compras
Santiago ha sido, históricamente, referente comercial de su comarca y de toda Galicia. Ya en la Edad Media era típico visitar la ciudad para hacer compras y el actual Mercado de Abastos es un eje vital de la ciudad desde sus comienzos.
La ciudad histórica es una verdadera zona comercial, bautizada como Centro Comercial Abierto Compostela Monumental, con establecimientos distribuidos por el área.
Hay tiendas de todo tipo, de regalos, recuerdos, moda gallega, joyerías, boutiques, grandes marcas, comercio tradicional, librerías, tiendas gastronómicas, supermercados y zapaterías.
Diseminadas por plazas y arterias principales, como las rúas Nova, Vilar, San Pedro, Caldeirería, Preguntoiro y las plazas Toural y Cervantes, junto con las que rodean la catedral.
Otra zona comercial claramente delimitada es el Ensanche. Fruto del urbanismo de los años 60 y 70 del siglo pasado, es el área de mayor crecimiento de la ciudad más allá de su casco histórico.
Hay gran número de establecimientos comerciales, con sus vías principales en torno al eje de Xeneral Pardiñas, Doutor Teixeiro, República de El Salvador, Montero Ríos, el bulevar Alfredo Brañas y las plazas Roxa y de Galicia.
La variedad de artículos es enorme y, además, está todo rodeado de cafeterías, restaurantes y cines.
16. Visitar la moderna Ciudad de la Cultura
Ubicada en lo alto del monte Gaiás, la Ciudad de la Cultura es un espectacular conjunto arquitectónico ideado por el arquitecto Peter Eisenman, tan grande que iguala en extensión al casco histórico compostelano.
Abrió sus puertas en 2011 con la inauguración de los dos primeros edificios del total de seis que conforman el proyecto. Los edificios se conectan entre sí por un conjunto de calles y plazas.
Fue una construcción controvertida, especialmente por su alto gasto, pero se ha convertido en un importante centro de gran avance tecnológico.
La idea constructiva contemplaba colocar los edificios como extensión de la cima del monte Gaiás, en una arquitectura no invasiva fundida con el entorno natural.
Así, las cubiertas onduladas de los edificios aparecen como el relieve del monte Gaiás, surcado por profundas grietas por las que se circula y se accede a las edificaciones.
Entre sus edificios, destaca el Museo Centro Gaiás, donde se realizan exposiciones temporales y la exposición permanente “Peter Eisenman. A Cidade”,.
La exposición permanente permite hacer una lectura de la arquitectura del complejo y seguir las líneas que marcan y organizan el conjunto.
El complejo está rodeado por el llamado Bosque de Galicia, un conjunto de 34 hectáreas de parque.
17. Recorrer la divertida senda mitológica del monte Viso
Hacia el este de Santiago de Compostela se alza el monte Viso, lugar con mucha historia que arranca ya en época de los romanos.
El acceso al monte se puede afrontar desde la Ciudad de la Cultura y desde la cumbre se puede disfrutar de una visión del horizonte con una perspectiva imponente de la ciudad, los montes y valles que la rodean.
Pero, desde finales del 2020, el monte Viso se ha hecho especialmente popular por acoger una muestra del mundo mitológico ancestral.
En él se encuentra una senda mitológica poblada por representaciones de los seres más fabulosos y característicos de la tradición oral gallega.
Es un pequeño recorrido circular de unos seis kilómetros, que se puede hacer en los dos sentidos. Está pensado para disfrutar de la naturaleza, de las increíbles vistas panorámicas y de la magia en cada una de las paradas para conocer la historia de los seres mitológicos.
Para eso, hay 11 figuras de gran tamaño, acompañadas de un cartel explicativo. Es la ocasión para conocer seres tan míticos como la lamia, que habita ríos y fuentes, el legendario rey de los celtas Breogán, los duendes tardos o el gatipedro, con aspecto de gato y un cuerno.
18. Alucinar con Puente Maceira, uno de los pueblos más bonitos de España
En las cercanías de la ciudad, apenas a un cuarto de hora en coche, se encuentra esta aldea que no se puede perder ningún visitante de Santiago de Compostela, pues pertenece a la categoría de los “pueblos más bonitos de España”.
Con algo más de 60 habitantes, está ubicada en un enclave de extrema belleza y parece haberse quedado anclado en el pasado.
Ponte Maceira ha sido habitualmente parada para aquellos peregrinos que deciden continuar su recorrido hasta Finisterre. Resulta encantador recorrer las calles del pueblo y contemplar sobre el río Tambre el gran puente románico del siglo XIII que lo cruza, que aprovecha los pilares de una construcción romana previa.
Este Ponte Vella es el principal reclamo y una de las estampas más bonitas de toda Galicia, con sus cinco arcos grandes de sillería y dos más pequeños y una bóveda ojival en el arco central.
Pero, está dotado de muchos otros atractivos, como el pazo de Balandrón, la dieciochesca capilla de San Brais, el cruceiro de Ponte Maceira, el conjunto de más de veinte hórreos con que cuenta el municipio, los molinos de agua o la presa del río Tambre.
19. Pasar por alguna de las calles más estrechas de España
Una curiosidad que atrae mucho a los visitantes de Santiago de Compostela son las estrechisimas calles del casco antiguo.
En todo ese laberinto de callejuelas empedradas de la ciudad amurallada, el espacio de construcción estaba muy limitado y se aprovechaba hasta el último centímetro del que pudieran disponer.
Por eso, la ciudad del apóstol cuenta con algunas de las calles más estrechas de toda España. Uno de los callejones más famosos es el de Entrerrúas, con anchura mínima de alrededor de 90 centímetros.
Es muy popular por su ubicación, al conectar dos calles tan emblemáticas del casco histórico como la Rúa Nova y la Rúa do Vilar. Además, está en la zona de paso habitual para quienes caminen entre la Alameda y la catedral.
Sin embargo, aunque menos conocida por estar en el otro extremo del casco antiguo, la rúa más estrecha de Santiago es la de Oliveira, que apenas alcanza los 70 centímetros en la parte más estrecha.
Considerada la segunda calle más estrecha de España, la rúa de Oliveira da acceso a otro punto muy emblemático, como la ruela Sae se podes (sal si puedes), ya que conduce a un patio sin salida.
20. Sorprenderse con una iglesia inclinada, en la Colegiata Santa María a Real do Sar
Esta iglesia, consagrada en el año 1140, a orillas del río Sar, es una joya del arte románico y el edificio de estilo románico mejor conservado de Santiago.
Es casi un milagro que siga en pie, porque, con el tiempo, las bóvedas bajaron y fueron inclinando las columnas y los muros.
Esta visible inclinación obligó a rehacer la bóveda de cañón, ya en el siglo XVI y en el XVIII, en pleno auge del barroco, fue sometida a intensos trabajos de conservación y restauración.
Gracias a estos trabajos se han dejado los elementos más característicos de su aspecto exterior, los enormes contrafuertes que tuvieron que adosarle para evitar su hundimiento.
El interior cuenta con esa peculiaridad única, verdaderamente impresiona observar cómo las columnas están notablemente inclinadas hacia las naves laterales, dando una inquietante sensación de inestabilidad.
Una de las piezas arqueológicas más interesantes de esta construcción es la pila bautismal, a la entrada del templo.
Además, cuenta con un pequeño museo dotado de una colección de importante valor histórico y documental. Alberga piezas del antiguo claustro románico, que presentan un estilo muy ligado a la escuela del maestro Mateo.
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