La oferta de cosas para ver y hacer en Marrakech es enorme. Conocida como la “ciudad roja” por el color de sus construcciones realizadas con adobe y tierra local, es una de las llamadas ciudades imperiales marroquíes, junto a Rabat, Fez y Mequinez.
Situada en la parte meridional de Marruecos, es una de sus ciudades más importantes y atractivas para el viajero, acumulando varios monumento considerados como Patrimonio de la Humanidad.
Su fundación se remonta al año 1062 y llegó a ser la capital del imperio islámico. La ciudad vieja, la medina, se encuentra en el centro, rodeada por unas murallas de 10 metros de altura y más de 15 kilómetros de perímetro.
Fuera de ella está la ciudad más moderna, parte de la cual fue erigida durante el periodo de dominio colonial francés.
Para el visitante. Marrakech es una ciudad con gran cantidad de atractivos, repleta de mezquitas, palacios, jardines y lugares con gran encanto para descubrir. Una ciudad exótica que nos permite llevar a cabo interesantes actividades para disfrutar de un viaje inolvidable.
Qué hacer en Marrakech
1. Jemaa el-Fna, una plaza que se transforma entre el día y la noche
La plaza de Jemaa el-Fna es el centro neurálgico de la medina de Marrakech, el lugar en el que se desenvuelve la vida pública de la ciudad.
Conocer esta plaza es descubrir un lugar mágico que nos ofrece dos caras muy diferentes, una durante el día y otra durante la noche.
Bajo la luz del sol, Jemma el-Fna está plagada de actividades exóticas y personajes tan peculiares como los domadores de monos, los encantadores de serpientes o los aguadores.
Los tenderetes que abarrotan la plaza están dedicados a la venta de los objetos más diversos. Cuando cae la noche, el ambiente cambia completamente y son los puestos de diversos tipos de comida tradicional los que se hacen amos de la plaza.
Experimentar la animada plaza de Jemma el-Fna es una de las cosas que hay que hacer en Marrakech, no te puedes perder su visita bajo ningún concepto.
2. Observar el transcurrir del día en la terraza de un bar de Jemma el-Fna, tomar zumo de naranja, cenar en un puesto…
La plaza de Jemaa el-Fna ocupa un papel tan importante en la vida diaria de Marrakech que aporta algunas de las actividades imprescindibles para los visitantes de la ciudad imperial.
Tomar un té con menta en alguna de las terrazas de los bares colindantes a la plaza nos permitirá observar desde las alturas las actividades que allí se desarrollan.
También resulta una posición privilegiada para ser testigo directo de los cambios que se van produciendo al anochecer.
Otra deliciosa costumbre es la de tomar un zumo natural de naranja en alguno de los múltiples puestos que rodean la plaza y, como no, cenar en alguno de los puestos nocturnos. Comida típica marroquí a precios económicos.
3. Contemplar, aunque sea desde el exterior, la famosa mezquita Koutoubia y su minarete
Muy cerca de la plaza de Jemaa el-Fna está la mezquita Koutoubia, la más importante de la ciudad, que en su momento llegó a ser una de las más grandes de todo el orbe islámico.
Su nombre hace referencia a “los libreros”, cuyos puestos la rodearon en sus primeros tiempos, allá por el siglo XII.
Como es norma en la ciudad, no está permitida la entrada a quienes no profesan la religión musulmana. No obstante, resulta muy atractivo contemplar su inconfundible silueta y su minarete, que tanto evoca a la Giralda de Sevilla.
Los casi 70 metros de altura de este minarete la convierten en la construcción más alta de la ciudad.
4. Recorrer paseando el zoco de Marrakech y regatear en las compras
Desde el norte de la plaza de Jemaa el-Fna se extiende todo un laberinto de callejuelas en las que se produce a diario un despliegue de cientos de tenderetes dedicados a la venta de todo tipo de productos.
Se trata de un zoco enorme donde se exponen los productos característicos de todos los gremios tradicionales de Marrakech, vendiendo desde ropa y artesanía hasta especias, comida y productos típicos de todo tipo.
Para comprar en el zoco es inevitable participar en el ritual del regateo, en el que los vendedores de este lugar son verdaderos maestros.
Para alcanzar un precio justo, probablemente no se debería pasar de un tercio de lo que soliciten ellos en un principio. Sin embargo, sus actitudes teatrales y su habilidad natural hacen muy complicado alcanzar ese punto justo.
5. Visitar el peculiar barrio judío de Mellah
No es una visita muy común, pero resulta muy interesante, ya que es un barrio que se remonta al siglo XVI, cuando acogió a una de las mayores comunidades judías del continente europeo, expulsadas, principalmente, de España y Portugal.
Un paseo por sus calles para admirar su ambiente y su legado histórico es otra de las visitas que te recomendamos hacer en Marrakech.
En la actualidad se conservan sinagogas como la de Al Azama y un característico cementerio judío como puntos de interés cultural.
6. Disfrutar de los jardines de Menara y Majorelle, un vergel en medio de un terreno árido
En los días más duros del verano, el viajero puede encontrar un momento de descanso y un soplo de aire fresco en alguno de los jardines de la ciudad.
Los más conocidos son los de Menara, erigidos en el año 1870 sobre lo que hasta entonces había sido solo un gran estanque de la época almohade. A su alrededor, miles de olivos obtienen su propio riego a partir de sus aguas.
Más modernos son los Jardines de Majorelle, diseñados en la década de los años 20 por el pintor francés del mismo nombre, que se abrieron al público en 1947.
Sus árboles frondosos permiten respirar frescor en los días más secos del verano. En el jardín conviven multitud de especies vegetales como cactus, bambús, palmeras, bananeros, cocoteros y un número importante de plantas acuáticas.
7. Conocer los grandes palacios de la ciudad imperial de Marrakech
Una de las edificaciones más importantes de Marrakech es el Palacio Bahía, originario de finales del siglo XIX.
Más de una década se cobró la construcción de este gran palacio que ocupaba 8 hectáreas de terreno, distribuidas entre sus 150 habitaciones, así como los diferentes patios y jardines.
Fue construido con grandes pretensiones, destinado a ser el palacio más espectacular de todo el mundo y hoy permanecen como testigos de esta intención la decoración de sus impresionantes paredes, puertas y techos trabajados en madera.
El Palacio Badi, construido en los años finales del siglo XVI, conoció tiempos mucho mejores, ya que hoy solamente se nos muestra en ruinas.
Su nombre quiere decir “el incomparable” y llegó a disponer de un número superior a las 300 habitaciones, todas ellas decoradas de forma suntuosa, a base de turquesa, oro y cristal.
¿Tienes ya reservado tu alojamiento en Marrakech? Si todavía no lo tienes reservado te será de utilidad conocer cómo son las diferentes zonas de la ciudad para que escojas la que más te conviene: Dónde alojarse en Marrakech
8. El Palmeral de Marrakech, una visita gratificante e imprescindible que hacer en Marrakech
No obstante, a la hora de hablar de vergeles en Marrakech no podemos olvidarnos de su impresionante Palmeral, más de 100.000 ejemplares distribuidos en un territorio de más de 13.000 hectáreas que se han convertido en una visita imprescindible.
Según una curiosa leyenda, el origen del palmeral se encuentra en las huestes del fundador de Marrakech, Youssef Ben Tachfine.
La tradición dice que estos soldados acamparon en este mismo lugar y arrojaron las semillas de todos los dátiles que comían, dando lugar con el tiempo a esta enorme cantidad de palmeras.
Una forma muy amena de visitarlo es dar un paseo en dromedario, todo un clásico para el visitante en la “ciudad roja”.
A pesar de la antigüedad de esta zona, en la actualidad está siendo el centro de un plan urbanístico de lujo en el que caben hoteles, residencias privadas y campos de golf.
9. Dar un paseo en calesa por las avenidas de Marrakech
Además de los paseos en dromedario, otra atracción clásica para el viajero es la de disfrutar de un paseo en calesa. Un recorrido muy tradicional y completo.
El recorrido dura cerca de dos horas de placentero paseo es el que cubre el itinerario desde la plaza Jemma el-Fna hasta el Hotel Palmeraie Golf Palace, situado al final del Palmeral.
10. Conocer el desierto del Sáhara: una experiencia única e incomparable
Desde Marrakech tenemos a nuestra disposición la posibilidad de conocer nada menos que el mayor desierto del mundo, como es el del Sáhara. Más de 9 millones de kilómetros componen la extensión árida de mayor extensión de todo el planeta.
A través de excursiones en coche o en 4×4 se puede llegar a las dos zonas principales, la de Zagora, más cercana y con menos dunas o la de Merzouga, con dunas de hasta 150 metros de altura.
Una buena forma de complementar la visita al desierto es pasar la noche en una típica haima bereber, bajo un increíble cielo estrellado y ver el impresionante amanecer con la salida del sol entre las dunas.
Para conocer cualquiera estas dos zonas te recomiendo realizar la siguiente excursión de tres días en el desierto Merzouga o esta excursión de dos días por el desierto de Zagora.
Las dos excursiones son una auténtica experiencia, un plan imprescindible que no puedes dejar de hacer en tu viaje a Marrakech.
11. Relax en medio del viaje con la visita a un hammam
Para relajarnos al tiempo que compartimos una tradicional costumbre árabe, podemos visitar uno de sus famosos baños de vapor con exfoliación de la piel, los hammams.
Aparte de esa función principal, el hammam es un verdadero lugar de reunión. Esto se ha convertido en costumbre, hasta el punto de que cada barrio cuenta con alguno de ellos, generalmente en las cercanías de las mezquitas.
Por supuesto, estos hammam cuentan con estancias diferentes para los visitantes de ambos sexos o bien establecen diferentes horarios para que no coincidan en su interior.
En los hammams tradicionales es indispensable entrar con toalla propia y chanclas, así como el tradicional jabón negro exfoliante y una esponja de kessa, que se puede encontrar en cualquier puesto callejero.
Como bien te podrás imaginar es una de las actividades que hay que hacer en Marrakech más relajantes.
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12. Imposible visitar Marrakech y no tomar té con menta acompañado de dulces árabes
Si se trata de conocer e integrarnos en la cultura marroquí, no podemos olvidarnos del omnipresente té. En Marrakech, la especialidad es el té a la menta.
La costumbre es tomarlo acompañado de unos suculentos pasteles o pasta típicas. La miel, el pistacho y las almendras son ingredientes que no pueden faltar en estos dulces.
13. Vivir el contraste de la ciudad nueva y zonas como Gueliz, el “barrio europeo”
Aunque la parte tradicional de Marrakech es la más conocida y disfrutada por los visitantes, la ciudad ha evolucionado mucho siguiendo los nuevos tiempos, creando nuevas zonas que también merece la pena conocer.
Gueliz es uno de esos nuevos barrios elegidos para vivir por la mayor parte de los ciudadanos extranjeros que residen en la ciudad. Este “barrio europeo” está muy marcado por la presencia de grandes avenidas como la Mohammed V, con sus más de 3 kilómetros de longitud.
Esta zona está mucho más occidentalizada y se encuentran establecimientos distinguidos, como las tiendas de ropa más lujosas.
También es rica en restaurantes internacionales, incluyendo también pizzerías y hamburgueserías para aquellos que las añoren en su viaje a una ciudad marroquí.
A nivel práctico te vendrá bien conocer cuáles son las alternativas que hay para ir del aeropuerto hasta el centro: Cómo ir del aeorpuerto de Marrakech al centro
14. Rélax y música moderna en los beach clubs de Marrakech
Otra forma de disfrutar de los nuevos tiempos en Marrakech es visitar los beach clubs instalados en la “ciudad roja”.
En términos generales, los beach clubs son piscinas de grandes dimensiones (superiores incluso a los 3.200 metros cuadrados) alrededor de las cuales se instalan camas balinesas y tumbonas.
El ambiente viene amenizado por música en vivo pinchada por algún DJ. Muy frecuentados por los turistas, destacan por su popularidad el Nikki Beach Marrakech y la Plage Rouge.
Estos dos clubs pueden ser excelentes opciones para refrescarse del sofocante clima de Marruecos, y disfrutar de su buen ambiente.
15. De vuelta a lo tradicional con la visita a la medersa Ben Youssef
La medersa o madraza de Ben Youssef es otra de las visitas tradicionales de Marrakech. Se trata de una escuela musulmana especializada en estudios religiosos, concebida para dar servicio a alguna mezquita cercana.
En este caso, estamos ante la medersa más grande e importante de todo Marruecos, aunque su origen sea antiguo y se encuentre en pie desde el año 1565. En el interior de sus 130 celdas llegó a albergar a un número cercano a los 900 estudiantes.
La decoración realizada a base de azulejos de colores es verdaderamente espectacular, al igual que su patio central, que está decorado con una impresionante lámpara de hierro.
16. Visita a las tumbas saadíes y su impresionante Sala de las Doce Columnas
Otro de los lugares estrella que hay que ver en Marrakech son las tumbas saadíes. Aunque datan de los últimos años del siglo XVI fueron descubiertas y abiertas al público en el año 1917.
El precioso mausoleo principal, conocido como Sala de las Doce Columnas, justifica la visita y la etiqueta como una de las imprescindibles.
Esta docena de columnas talladas en mármol soportan una cúpula confeccionada a mano en madera de cedro. También destacan las contiguas salas de Mihrab y de los tres nichos.
En los jardines del recinto se alojan cerca de 100 tumbas, destinadas a guerreros y sirvientes de esa dinastía.
17. Comer es otro de los grandes atractivos de Marrakech
La hora de la comida en Marrakech es un verdadero placer y constituye uno de los principales atractivos para el viajero. La ciudad está muy bien provista al respecto, no solo con platos tradicionales sino con aire más internacional.
Los platos más típicos de Marrakech, como en el resto de Marruecos, son los tajines y el cuscús. Los tajines hacen referencia a los recipientes que contienen guisos de pescado y de carne, mientras que el cuscús es el tradicional guiso de granos de sémola con carne de cordero o pollo.
Para comer, es posible elegir entre una variada oferta, con precios bastante asequibles. Cenar en uno de los múltiples puestos de comida de la plaza de Jemaa el-Fna es toda una experiencia.
En la plaza disfrutarás tanto por el sabor de los productos consumidos como por el ambiente exótico y único que se vive en toda la plaza.
18. Excursiones a unos alrededores únicos, como las cascadas de Ouzoud, Essaouira o Ouarzazate
Es muy habitual hacer algunas de las siguientes excursiones desde Marrakech. Todas ellas te permiten conocer lugares extraordinarios de la zona y disfrutar de países únicos.
Una de las excursiones preferidas es la visita a las cascadas de Ouzoud, las más grandes del territorio norteafricano, con sus 110 metros de altura.
Conocer Essaouira, declarada Patrimonio de la Humanidad y conocida por apelativos como la “perla del Atlántico”, es otra de las inquietudes preferidas de los visitantes de Marrakech.
A menos de 200 kilómetros de la “ciudad roja” se encuentra esta localidad pequeña y fortificada que vive de la pesca y nos permite consumir marisco y pescado a un precio incomparable.
La posibilidad de realizar excursiones desde Marrakech nos acerca a hermosas ciudades como Ouarzazate, denominada “puerta del desierto”.
Ouarzazate también es conocida popularmente como la “Hollywood de África”, por contar con algunos grandes estudios de cine y ser escenario de películas tan míticas como Los Diez Mandamientos.
El recorrido del río Ourika permite admirar los paisajes propios del Alto Atlas, con el intenso contraste que suponen frente al territorio árido y llano clásico de Marruecos.
19. De compras en prácticamente toda la ciudad
Existen muchísimos productos típicos, la mayor parte de ellos de origen artesanal. En algunos casos, incluso están elaborados directamente en los propios puestos. Son artículos muy apropiados para llevarnos de recuerdo de Marrakech.
Además de la inmensa oferta del zoco hay muchos mercados y puestos que ofrecen distintos tipos de productos como el cuero y la piel, curtidos con técnicas muy antiguas.
Entre los tejidos destacan las chilabas, los tapices y las alfombras y es posible comprar interesantes objetos fabricados en plata o cobre.
Otros productos que gozan de enorme aceptación y se ofrecen en múltiples lugares son los dátiles, las pastas dulces de miel y las especias. Encontrarás una impresionante concentración de especies en la plaza Rahba Kedima, más conocida precisamente como plaza de las especias.
20. Visitas culturales para los amantes de los museos
De vuelta al turismo cultural, Marrakech también dispone de algunos museos interesantes que nos permiten conocer mejor la vida y cultura de esta ciudad marroquí. El más importante es el Museo de Marrakech, ubicado en las estancias de un antiguo palacio de finales del XIX.
Las salas en las que se exponen las colecciones del museo se distribuyen alrededor de un gran patio en el que destaca una impresionante lámpara.
La exposición se basa en objetos tradicionales marroquíes, entre los que destacan las armas, alfombras y muestras de cerámica.
También resulta muy interesante el Museo Dar Si Said, el más antiguo de la ciudad, conocido de forma oficial como el Museo de las Artes Marroquíes.
En relación con los objetos que se encuentran expuestos, es más grande que el anterior, contando con una interesante colección de piezas tradicionales y cotidianas, como diferentes instrumentos musicales y piezas de mobiliario.