¿Es tu primera vez en Estambul y todavía no tienes muy claro que se puede hacer en Estambul? No te preocupes. Has dado con el sitio adecuado. En este post te sugiero algunas de las cosas más interesantes que se pueden hacer en esta apasionante ciudad turca.
Estambul es una enorme ciudad que distribuye su territorio entre los continentes de Europa y Asia. Su historia es única, ya que fue la capital de tres imperios: romano, bizantino y otomano. Es una ciudad declarada con toda justicia Patrimonio de la Humanidad, porque aloja tesoros monumentales y culturales de valor excepcional.
Con este patrimonio ya te puedes imaginar que hay una enorme cantidad de cosas que ver en Estambul. No solo eso, también hay muchas actividades interesantes que experimentar.
25 cosas qué hacer en Estambul
1. Aprovechar las ventajas de un free-tour por Estambul
La capital turca es inmensa y hay muchos tesoros que ver en Estambul. Por eso, una excelente idea puede ser la de disfrutar de un free-tour por Estambul, que suponga una primera toma de contacto con esta enorme urbe.
En un paseo se pueden descubrir de un vistazo monumentos tan emblemáticos como la basílica de Santa Sofía o las mezquitas Azul y de Süleymaniye. O lugares que posteriormente podremos disfrutar con una visita más completa, como el Gran Bazar, el Palacio de Topkapi o la impresionante Cisterna Basílica.
Con este tour gratuito te llevarás además de explicaciones, anécdotas, una buena dosis de historia, muy buenas recomendaciones com donde comprar o comer y otros que te ayudarán en el resto de tu visita.
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2. Navegar entre dos continentes tomando un crucero por el Bósforo
Embarcarse en una de las numerosas embarcaciones que recorren el Bósforo, observando desde un punto de vista diferente las maravillas arquitectónicas de la ciudad es una de las primeras actividades que se nos viene a la mente a la hora de pensar en qué hacer en Estambul.
El Bósforo es la franja estrecha de agua que divide la ciudad de Estambul en dos partes, una en el continente europeo y la otra en el asiático y conecta el Mar Negro con el Mar de Mármara.
Con una trascendencia histórica enorme en la vida de la antigua Constantinopla, el Bósforo ha dotado a la gran ciudad turca de su carácter distintivo hasta el punto de que no se puede entender la moderna Estambul sin contar con la influencia del estrecho.
Son numerosas las compañías que ofrecen cruceros, partiendo sobre todo de los puertos de Eminönü y Karaköy, ofreciendo diversos recorridos para todos los gustos y expectativas. Puedes reservarlo una vez estés en la ciudad o hacerlo por internet.
3. Caminar entre una marea de personas por la emblemática calle Istikal
Es algo que hay que hacer en Estambul, de forma casi ineludible, porque es la vía más emblemática de la ciudad y atraviesa la zona más moderna y occidental. Istikal Cadessi es una calle extremadamente concurrida a cualquier hora del día.
En sus casi dos kilómetros de longitud aloja todo tipo de establecimientos que pueden ser tanto comercios tradicionales como modernas cadenas y tiendas de lujo con las principales firmas del mercado, además de bares, hoteles, restaurantes y hasta embajadas.
La calle comienza en otro de los lugares más icónicos de Estambul, como es la plaza Taksim, centro de las actividades sociales más importantes. Istikal es peatonal, pero conserva en un tramo su “tranvía nostálgico”.
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4. Pescar entre una multitud desde lo más alto del puente Gálata
El puente Gálata une las dos orillas de la Estambul europea que divide el “Cuerno de oro”. El puente actual es el heredero de la anterior estructura de madera que se levantó durante los primeros años del siglo XX.
Cuenta con casi medio kilómetro de longitud y dos alturas. Mientras que en la inferior se alternan restaurantes de pescado, bares y teterías, en su superficie el puente está abierto al tráfico rodado.
A la vez, cuenta con una zona peatonal y allí es donde todos los días se representa una escena que se ha convertido en una estampa clásica digna de ver en Estambul.
Según va atardeciendo, montones de pescadores se apiñan sobre la superficie del puente y lanzan sus cañas de colores, dispuestos a pescar lo que caiga en sus anzuelos en las aguas del Bósforo.
5. Ver una impresionante panorámica desde el mirador de la torre Gálata
La torre Gálata es un símbolo de la ciudad y uno de los monumentos imprescindibles que hay que ver en Estambul. En sí, esta torre de más de 60 metros de altura, situada en lo alto de una colina del barrio de Beyoğlu, ya es todo un espectáculo.
Reconstruida por los genoveses en 1348 para sustituir el original faro de madera, fue durante muchos siglos el techo de la ciudad.
En la actualidad proporciona las mejores vistas de la ciudad, desde su mirador situado a más de 50 metros de altura. Una impresionante panorámica en 360º para ver desde una posición privilegiada el Bósforo, el puente Gálata y edificios como la mezquita Azul, el Palacio Topkapi o la basílica de Santa Sofía.
6. Extasiarse en el barrio de Üsküdar con un atardecer en el Bósforo
La belleza del atardecer en Estambul es famosa y con todo merecimiento. Con el inicio del ocaso el cielo adopta tonalidades increíbles y el sol se vuelve naranja en su descenso por el horizonte.
Hay lugares como el llamado “café de las alfombras” donde el fenómeno adquiere especial hermosura. El lugar consiste en unas gradas colocadas frente al mar, junto a la torre Leandro (conocida también como torre de la doncella), dentro del barrio asiático de Üsküdar.
Estar sobre uno de los cojines o alfombras que recubren esas gradas es una de las mejores cosas que es posible hacer en Estambul cuando se acerca la puesta de sol.
Contemplar la silueta de las grandes mezquitas de la orilla opuesta con sus impresionantes minaretes recortados en la luz del sol poniente es algo que deja sin palabras.
7. Contemplar los fascinantes ritos de los derviches danzantes
Entre las múltiples cosas interesantes que podemos ver en Estambul, las danzas rituales de estos religiosos pertenecientes a una orden sufí tienen que ocupar un puesto destacado. No solo porque su ceremonia conocida como sema haya sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad sino por el misticismo que desprenden sus vertiginosos giros.
Los derviches, vestidos con amplias faldas blancas y largos gorros cónicos, no solo giran sobre sí mismos. También lo hacen alrededor de la pista, mientras que las flautas y tambores acompañan su éxtasis. Un espectáculo impactante, sin duda. Puedes reservar tu entrada aquí.
8. Pasear por las calles del barrio de Ortaköy saboreando una deliciosa patata rellena
Para conocer la esencia de la vida real de los habitantes de Estambul hay que conocer barrios como Ortaköy, pasear por las calles de lo que un día fue un pueblo independiente absorbido por el imparable crecimiento de la capital.
Ortaköy es una zona del norte de la Estambul europea donde podemos ver dónde comen, compran y hacen su vida diaria los estambulís, fuera de las áreas eminentemente turísticas.
Es un núcleo de callejuelas y pequeños negocios que recuerdan su pasado de aldea de pescadores, que atesora como una joya junto al mar la magnífica mezquita de Ortaköy.
Por cierto, no se puede visitar Ortaköy sin saborear un kumpir, una patata rellena de cosas tan variadas y suculentas como queso, pepinillos, cebolla…
9. Probar un delicioso kebab callejero
El kebab es todo un clásico de la gastronomía turca. Su aroma es omnipresente por toda la ciudad y es imposible visitar la capital turca sin ver en Estambul un puesto callejero que ofrezca kebab.
La palabra kebab hace referencia a la carne asada, que suele ser de ternera o de cordero. Se sirve de múltiples formas, siendo la más popular el döner kebab, para el que se cocina la carne en un espeto vertical que gira en torno a las brasas y luego se sirve dentro de un pan.
10. Deleitarse con los aromas del bazar de las especias
Siendo el segundo bazar en importancia de la ciudad, este mercado llamado también Bazar Egipcio (Misir Çarşisi) es uno de los lugares más curiosos que ver en Estambul.
El bazar, ubicado muy cerca del puente Gálata, recuerda todo el esplendor de los tiempos en los que Estambul era el punto de destino de la seda y las especias orientales y el centro de distribución para toda Europa.
En su interior, muy colorido y animado, se pueden encontrar especias de todo tipo con su aroma tan especial, así como diferentes infusiones, frutos secos, dulces y un sinfín de artículos pregonados a voces por los vendedores.
Está menos masificado que el Gran Bazar y es más auténtico, por lo que merece una visita.
11. Regatear con pasión en el laberíntico Gran Bazar, un imprescindible que hacer en Estambul
El Gran Bazar, situado en pleno centro histórico de la ciudad, es uno de los lugares que hay que ver en Estambul de manera ineludible. Aunque actualmente atrae más a los turistas que a los locales, este enorme laberinto de callejuelas cubiertas, el mayor y uno de los más antiguos bazares de todo el mundo, cuenta con un atractivo indudable.
Sus medidas son grandiosas, con nada menos que 45.000 metros cuadrados de superficie en la que se asientan más de 60 calles que contienen más de 3.600 tiendas dedicadas a la venta de cualquier cosa que podamos imaginar.
Su enrevesada estructura, unida a los cientos de miles de personas que recorren sus travesías diariamente, hace que orientarse sea una difícil tarea. Lo mejor es dejarse llevar, observar sus puestos y regatear por cualquier producto que nos resulte interesante.
Aunque siempre teniendo en cuenta que los vendedores del Gran Bazar son los indiscutibles maestros del arte del regateo.
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12. Asistir a un sensual espectáculo de danza del vientre
La danza del vientre ocupa un lugar muy privilegiado dentro del folclore turco. Aunque muchas personas puedan considerar que es un espectáculo pensado para los turistas, la verdad es que esta danza tiene mucho arraigo cultural y resulta algo muy interesante que ver en Estambul.
Se especula sobre su posible origen griego, pero la realidad es que esta danza del vientre participa de la influencia de muy diversas culturas y tiene su origen en cultos relacionados con la fertilidad.
Es una danza exclusivamente femenina y en Turquía es muy común que las mujeres la bailen en bodas y otras celebraciones. Lo cierto es que los movimientos sensuales de cadera, junto con los característicos giros de cuello y manos forman un espectáculo realmente cautivador.
Si te gustan los espectáculos de folclore y música tal vez te interese reservar este espectáculo de bailes tradicionales, danza del vientre y música tradicional.
13. Relajarse con un tradicional baño turco (hammam)
La tradición de los baños turcos es directamente heredera de las ancestrales termas romanas. El arraigo de estos establecimientos tan populares se explica en que no solamente sirven para la limpieza corporal y la relajación, sino que además constituyen un importante lugar de reunión social.
Tan trascendente ha sido siempre su presencia que se estima que en el siglo XVIII Estambul llegó a contar con más de 150 establecimientos de estas características.
Visitar uno de estos baños es una experiencia única, una de las cosas que no se puede dejar de hacer en Estambul. Allí se puede disfrutar del beneficioso efecto del vapor de agua sobre el cuerpo y recibir un buen masaje.
La oferta de baños turcos en Estambul es amplia, pero es una buena idea recurrir a los servicios de algunos de los locales históricos con mayor tradición, como el hamam de Süleymaniye, construido a finales del siglo XVI por el famoso arquitecto Sinan como parte de la mezquita del mismo nombre o el hamam Çemberlitaş, también obra del mismo arquitecto.
Otro muy popular es el Aga Hamami. Muy elegante y bien decorado y con unos precios bastante asequibles.
14. Conocer el lado asiático visitando el barrio de Kadiköy
Al otro lado del Bósforo, en la parte asiática, la primera impresión es la de que nos encontramos en una ciudad diferente. Si nos planteamos cosas distintas para hacer en Estambul, la visita a Kadiköy nos aleja del circuito tradicional del turista de la capital turca.
Se dice que Kadiköy representa el emplazamiento más antiguo de Estambul, pero si destaca es por haber sido el lugar de residencia de colonias de extranjeros durante el imperio otomano.
Hoy en día, con sus calles repletas de grafitis y el surgimiento de bares de vanguardia y centros culturales, Kadiköy se está convirtiendo en el barrio de moda. Un lugar que merece la pena visitar.
15. Fumar una narguile en buena compañía
Si se quiere participar de las costumbres locales, una de las cosas que hay que hacer en Estambul es fumar una pipa de agua, conocida como narguile. Hay muchos lugares donde se puede hacer, pero es necesario tener tiempo, porque esta actividad debe hacerse lentamente, sin prisas.
Se puede encontrar tabaco con una gran variedad de aromas y sabores, sobre todo frutales. Fumar una de estas pipas está rodeado de todo un ceremonial destinado a pasar un buen rato relajante en compañía. Nada de hablar en alto y dar caladas apresuradas.
Aunque existen muchos lugares en Estambul donde se puede fumar una de estas pipas de agua, son muy populares las teterías de Thopane, entre el puente Gálata y el palacio de Dolmabahçe.
16. Disfrutar de un té en el café Pierre Loti, con una maravillosa panorámica del “Cuerno de oro”
El “Cuerno de oro” es un entrante de agua que parte del estrecho del Bósforo dividiendo la parte europea de Estambul en dos márgenes. Uno de los lugares más famosos para contemplar una fantástica panorámica de este estuario rodeado de edificios emblemáticos es la colina de Pierre Loti, en el barrio de Eyüp.
Esta elevación de terreno, que se ha convertido en un mirador privilegiado, toma su nombre del escritor Julién Viaud (conocido por el pseudónimo de Pierre Loti), que reconocía la inspiración del lugar para escribir sus obras.
En lo alto de la colina hay un café muy popular, un establecimiento idóneo para tomar un té y dejar pasar el tiempo contemplando las vistas.
17. Hacer una excursión a las paradisíacas islas Príncipe
Las llamadas Islas Príncipe (Adalar) son un archipiélago de nueve islas y dos islotes rocosos ubicado en el mar de Mármara. Tomaron nombre de su pasado bizantino, cuando sirvieron como prisión y lugar de exilio para aristócratas y príncipes.
Después fueron destino de moda para las clases altas, que dejaron en las islas sus palacetes y villas de estilo victoriano y grandes casas de madera llamadas konaks.
Situadas apenas a 12 kilómetros de la metrópoli, los ferris que parten de Estambul solamente llegan a las cuatro islas principales. Esta es una de las mejores excursiones que se pueden hacer en Estambul, porque el viaje mismo, abandonando el Bósforo y adentrándose en la inmensidad de las aguas del Mármara, ya es una gran experiencia.
La isla más grande y más visitada es Büyükada, un retiro de paz, quietud y silencio en el que están prohibidos los vehículos a motor y los desplazamientos se hacen en bicicleta o calesas tiradas por caballos.
En la isla se pueden disfrutar sus playas y calas y adentrarse en un entorno natural exuberante y verdaderamente hermoso. Si vas en los meses en los que el tiempo en Estambul es más benigno disfrutarás mucho de esta excursión.
18. Vibrar con una afición enfervorecida en un partido de fútbol
El fútbol es una de las grandes pasiones de los turcos. Sus aficionados son fieles devotos que animan sin parar a su equipo y convierten los estadios en lo que comúnmente se conoce como “infiernos turcos”.
Para participar de ese entusiasmo y esa atmósfera única es buena idea incluir entre la lista de actividades que hacer en Estambul acudir a un partido de alguno de los equipos de la ciudad. Los más destacados son el Galatasaray y el Beşiktaş en la parte europea y el Fenerbahçe en la parte asiática.
Sus aficiones están entre las más ruidosas y apasionadas de toda Turquía. Como muestra, baste recordar que en la inauguración en 2011 del Türk Telekom Arena, nuevo estadio del Galatasaray, se alcanzó durante los cánticos de su afición el mayor nivel de decibelios nunca registrado en un estadio de fútbol.
19. Vivir la animada noche estambulí
Estambul es una ciudad cosmopolita con una enorme animación tanto de día como de noche. Disfrutar de la fiesta hasta altas horas de la madrugada es algo que se puede hacer en Estambul perfectamente.
Si se trata de destacar un lugar, el barrio de Beyoglu y en especial los alrededores de la plaza Taksim son un auténtico hervidero de gente que entra y sale por múltiples bares y locales de copas que salpican la emblemática calle Istikial y adyacentes.
Las opciones son muy variadas, desde locales de música en vivo, como la emblemática sala Babylon hasta grandes discotecas como Nayah, Klein, Masquerade o Pixie. Si se puede decir de una ciudad que nunca duerme, esa podría ser Estambul.
20. Conocer una auténtica villa de pescadores, Anadolu Kavaği
Casi llegando al final del Bósforo, en la entrada misma al mar Negro, podemos encontrar todavía una auténtica aldea de pescadores, casi anclada en el tiempo. Anadolu Kavaği es un lugar tranquilo, en el que se respira aire puro y se come un excelente pescado fresco.
Llegar a este pueblo de la margen asiática es una de las más interesantes excursiones que se pueden hacer en Estambul. Para ello se pueden tomar algunos de los cruceros por el Bósforo que tienen su última parada precisamente en Anadolu Kavaği.
Entre los atractivos de esta hermosa localidad se encuentran los restos del castillo de Yoros, una fortaleza originalmente erigida en la época bizantina, que experimentó restauraciones sucesivas a manos de los genoveses y los otomanos.
El castillo cuenta con un aliciente añadido, ya que se encuentra en lo alto de una colina desde la que se divisa a un lado el tramo final del estrecho del Bósforo y al otro la inmensidad del mar Negro, en el lugar mismo donde se funden ambas aguas.
21. Saborear un bocadillo de caballa en el puerto Eminönü
En toda Estambul se puede comer pescado fresco en cualquier momento, porque el mar es una enorme despensa de la que sacan sus alimentos los habitantes de la ciudad. Es un producto siempre presente tanto en los restaurantes como en los múltiples puestos callejeros que se despliegan por toda la ciudad.
Algunos de estos se han hecho tan populares como las peculiares barcazas flotantes del puerto Eminönü.
Allí mismo, a bordo de estas naves de estilo oriental, a los pies mismos del puente Gálata, se pasan por la plancha filetes de caballa que luego se colocarán dentro de un pan, junto con lechuga y cebolla. Es una de las especialidades más típicas que comer en Estambul.
Sin duda, saborear estos bocadillos al borde del mar mientras se contempla la bulliciosa actividad del “Cuerno de oro” es una de las cosas más sabrosas que se pueden hacer en Estambul.
22. Volar en globo sobre los increíbles paisajes de la Capadocia
La excursión a Capadocia es una de las más habituales entre los visitantes de Estambul. En un vuelo de apenas una hora de duración se puede llegar a esta zona de Turquía que presenta uno de los paisajes más sorprendentes de todo el mundo.
Una de las mejores formas de vislumbrar todo el terreno, salpicado de peculiares formaciones rocosas volcánicas, como las llamadas “chimeneas de hadas” y de ciudades e iglesias excavadas en la roca por cristianos perseguidos por las autoridades de hace casi 2.000 años es ascender a los cielos a bordo de un globo de aire caliente.
El paseo sobre este paisaje casi lunar es una experiencia imposible de olvidar y ya se ha hecho clásica la imagen de casi un centenar de globos diarios entre las nubes, sobrevolando la Capadocia.
Puedes contratar una excursión o puedes hacerlo por tu cuenta. Si decides hacerlo por libre echa un vistazo a este artículo donde te cuento cómo ir de Estambul a Capadocia.
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23. Beber raki, la “leche de león”
El raki es la bebida alcohólica nacional de Turquía, un aguardiente de anís producido a base de diversas frutas, en especial el higo. En su estado original el raki es transparente, pero se suele tomar mezclado con agua, lo que le concede ese color turbio blanquecino que le ha dado el nombre de “leche de león”.
Tomar raki es una tradición muy arraigada que tiene su propio ritual. Lo ideal es consumirlo en buena compañía mientras se consumen mezes (tapas turcas) y se conversa con los amigos. Y beber con cuidado, porque el raki no se toma para emborracharse, según las reglas clásicas.
24. Descansar del ajetreo de la ciudad en el parque Gülhane
Este parque, que durante mucho tiempo formó parte del Palacio Topkapi, es el más antiguo de la ciudad. Fue en 1912 cuando el parque Gülhane se hizo público y en principio alojaba otras atracciones, como un zoológico.
Este parque es ideal para descansar después de un día de visitas y paseos por la ciudad, todo un vergel cargado de sosiego a pocos metros del bullicio de Estambul. Es un gran pulmón verde de más de 800 metros de largo, adornado con puentes, lagunas y más de 50.000 plantas que aportan un colorido espléndido.
Además, dentro de su recinto se encuentra el museo Arqueológico, así como el museo de la Ciencia y la Tecnología. El parque se extiende hasta la orilla misma del mar, desde donde se observa una espléndida panorámica de la parte asiática de la ciudad.
25. Contagiarse de la paz del peculiar cementerio de Eyüp
Una de las peculiaridades de este cementerio, uno de los lugares sagrados más apreciados de Estambul, es que sus tumbas se extienden por la ladera de una colina, ocupando prácticamente todo el terreno desde la cima hasta la base.
A pesar de ser un camposanto no es un lugar lúgubre, sino un remanso de paz rodeado de vegetación y salpicado de cipreses. Pasear por este cementerio viendo las variadas inscripciones de las miles de tumbas y columnas que lo componen es una cosa diferente y muy gratificante para hacer en Estambul.